sábado, 29 de diciembre de 2012

LA ARBOLEDA ETERNA


Los actos organizados con motivo del 110 aniversario del nacimiento de Rafael Alberti pasaron con la discreción propia de estos tiempos, en los que todo aquello que tiene que ver con la cultura atraviesa la sociedad y el interés de los medios de comunicación bajo la pátina de un cierto sentimiento de culpa, de modo que aquellos que otrora eran observados como exquisitos diletantes son ya tildados de imperdonables frívolos, excéntricos seres ensimismados en su torre de cristal, ajenos a un mundo que se derrumba en torno.

La profunda crisis económica que padecemos se ha aliado en El Puerto con la idiosincrasia oriunda y su natural tendencia a la autofagocitación, patología que aquí encuentra innúmeras variantes.

La ciudad sigue contando con una Fundación que constituye un magnífico edificio y con el privilegio de ser la cuna de uno de los escritores españoles más importantes del siglo anterior, pero aquí moramos en la paradoja de que quienes ahora se quejan por la presunta falta de glamour de los fastos albertianos son los mismos que tampoco se molestaban en aplaudir las visitas de José Saramago, Antonio Gala, Juan Manuel de Prada o María Dolores Pradera (de hecho, ni siquiera iban), los mismos que nunca se detienen a conocer el legado de Alberti, refugiados en la simpleza de los tópicos.

A estas alturas, por ejemplo, El Puerto sigue sin reconocer oficialmente la figura de María Asunción Mateo, gracias a cuyos desvelos la Fundación es hoy, arquitectónica y dotacionalmente, lo que es, una institución que en cualquier otro enclave que no fuera éste recibiría mucho más apoyo de las distintas administraciones.

Confiemos, al menos, en que pronto Seix Barral publique los dos tomos pendientes de las obras completas, cuyos estudios críticos vienen siendo muy recomendables. Al cabo, habrá que consolarse con que lo fundamental de un escritor, que es su trabajo, pueda disfrutarse, por ejemplo, en el sello de esta compilación genérica. Por fortuna, el papel sigue siendo uno de los soportes que, pese a su frágil apariencia, mejor garantiza la perpetuidad del talento, una arboleda cuyas hojas eternamente se renuevan.

Francisco Lambea
Diario de Cádiz
23 de Diciembre de 2012  

domingo, 9 de diciembre de 2012

SUBIRSE AL CARRO


El anuncio de la millonaria inversión por parte de un conglomerado empresarial no inferior a treinta firmas para la construcción de un autobús eléctrico en los terrenos que ocupara Visteon y aledaños (lo que posibilitaría la formalización de unos mil puestos de trabajo, tras un desembolso de cien millones de euros) constituye una de las mejores noticias que la ciudad ha registrado en los últimos años.

Es de suponer que cuando el alcalde, Enrique Moresco, ha desvelado el proyecto, cuenta con todas las seguridades razonablemente posibles, de modo que lo único que resta es confiar en que la implantación no se malogre por las malditas causas que fueran.

Aunque el número de empleos que finalmente deparara la construcción del autobús fuese algo inferior a los mil comentados (la experiencia indica que estas cifras acostumbran a hincharse) la magnitud de la apuesta, y su alivio sobre las cifras del SAE (que actualmente superan las 13.000 personas), seguirá siendo importante, de forma que nada extraña la expectación mediática que rodeó a la rueda de prensa y su amplia difusión posterior.

La noticia hecha pública dos días después, sobre la instalación de la empresa Curaxys, una firma biofarmacéutica que fabricará en el parque Tecnobahía medicamentos para luchar contra el cáncer, merced a una inversión de 17 millones de euros y la creación de casi cien puestos de trabajo, supone otra espléndida novedad.

Utilizando un recurso fácil, podría decirse que Diciembre ha decidido adelantar los Reyes Magos a una ciudad que necesita, desesperadamente, que su amplia disposición de suelo industrial comience a alojar el fin para el que ha sido creado, y deje de ser un paraíso de mosquitos y un cementerio de sueños.

La diversificación de la economía es una de las recetas que El Puerto de Santa María requiere, pues el sector servicios carece de capacidad suficiente para emplear tantísima demanda laboral como la que la ciudad plantea. Además, una de las teorías financieras más conocidas es aquella que, recurriendo a la terminología popular, opta por no colocar todos los huevos en la misma cesta.

Francisco Lambea
Diario de Cádiz
9 de Diciembre de 2012

sábado, 24 de noviembre de 2012

BIENVENIDO, M. MERKUM

La inauguración el jueves de las instalaciones de Merkum en el polígono de Las Salinas despertó en este periodista sensaciones casi perdidas, percepciones que habitaban los recodos más abisales de la memoria, tiempos en los que el concepto prima de riesgo era conocido únicamente por los mejores economistas, aquellos que acostumbran a señalar que ellos ya habían previsto el cataclismo una vez que éste ha sucedido.

Cinco años de dura crisis casi nos han hecho olvidar aquellos protocolarios cortes de cintas, adobados por chistecitos más o menos ingeniosos u oportunos, aquellos multitudinarios paseos por las cadenas de montaje (atendidos por un contingente periodístico hoy por desgracia mucho más reducido), los posteriores y pantagruélicos aperitivos celebratorios, de modo que, cuando este redactor abandonaba las dependencias de la firma gallega, recordándosele la invitación a un almuerzo conmemorativo de la grata noticia en el rescatado Hotel Monasterio, una extraña emoción se apoderó de su interior.

Hay que felicitarse especialmente de una inversión como la de Merkum, generadora de casi medio centenar de puestos de trabajo, en momentos en los que no se inaugura ni un kiosco, y en los que una escuálida inversión de apenas 70.000 euros que sirve para adecentar una calle del Poblado de Doña Blanca se ve adornada de un numeroso séquito político en el que no sorprendería ni la presencia del propio presidente del gobierno ni la de un comisario europeo.

El Puerto ha pasado de conocer la instalación de multitud de entidades en sus polígonos, de edificar centros culturales y sociales en su casco histórico, a carecer de dinero hasta para el parcheo de baches. Por ello, cuando el presidente de la entidad gallega, Ramón Hermo, incluía la planta portuense de Merkum en un conjunto que engloba a otras en Polonia o Brasil muchos de los congregados se preguntaban si asistían a alguna suerte de sueño.

Los tiempos son tan duros que hasta la edificación de unos bloques de pisos tras más de media década en el empeño corre el riesgo de esgrimirse en la próxima campaña como un argumento incuestionable en el que basar toda una alternativa de gobierno y probar su garantía.

Francisco Lambea
Diario de Cádiz
25 de Noviembre de 2012

sábado, 17 de noviembre de 2012

LA SOMBRA DEL FUTURO

El número de desempleados con el que se cierra el mes de Octubre en El Puerto (12.987, récord histórico) supone otro golpe más a la moral y, lo que es más grave, a la estructura de una sociedad que lleva varios años, desde que se inició una crisis entonces conocida como "desaceleración", acosada por una creciente pérdida de derechos cuya espiral parece no tener fin.

Los ciudadanos observan con desesperanza creciente cómo el gobierno central, cuyos líderes culpaban al expresidente Zapatero del advenimiento de todos los males económicos, se muestra incapaz de enderezar la situación, aprisionado entre la inercia, la ineficacia o, en ocasiones, la ingenuidad (pretender solucionar el problema de los desahucios con un Código de Buenas Prácticas bancario revela hasta qué punto se encuentran lejanos a la realidad unos dirigentes que han tenido que asistir al suicidio de algunas personas para dignarse a reaccionar de algún modo sencillamente práctico).

Recuerdo cómo, hace solo unos pocos años, los guarismos del desempleo local rondaban las 5.000 personas, y casi conteníamos la respiración cuando el 6 asomaba como primer número. Hoy duplicamos esa cifra, en medio de un colosal atasco del capitalismo, que en nuestro país agranda las diferencias entre ricos y pobres, y rodeados de perspectivas que socavan la credibilidad de las instituciones.

Asistimos a la paradoja de que la generación mejor formada para insertarse en el mercado laboral es la que más problemas encuentra para conseguirlo, mientras observamos cómo muchos de sus integrantes emprenden el camino de la emigración.

En una sociedad donde cada vez es más arduo cosechar largas carreras de cotización, atemoriza pensar en cuáles puedan ser las pensiones futuras, o en qué coyuntura quedarán unos ancianos para quienes se diseñó una ley de dependencia que languidece sin fondos.

Nos encontramos ante una situación de emergencia progresiva a la que conviene dar la vuelta cuanto antes, de modo que en el futuro no tengamos que recordar ese refrán que advierte que se sabe cómo empiezan las cosas pero no cómo acaban.

Francisco Lambea
Diario de Cádiz
11 de Noviembre de 2012

domingo, 14 de octubre de 2012

ESPAÑA Y EL MONKEY



Observando la izada de la bandera en la Plaza de las Galeras, mientras los sones del himno podían casi mezclarse con las notas emanadas de los escenarios del Monkey Week, pensaba en cómo el Día de la Fiesta Nacional suele despertar las críticas rituales de las formaciones políticas independentistas, esos partidos que carecen de empacho en pedir préstamos ventajosos al Estado tan opresor del que anhelan escindirse y que tienden a considerarse, vaya usted a saber por qué, en posesión de una gracia democrática esquiva a quienes cometen el crimen de vivir a gusto en su nacionalidad española.

A mí me parece muy respetable que un ciudadano se sienta catalán y no español, o vasco y no español, o de donde sea y no español (tan respetable como que cada cual se gaste su dinero en los productos que le salgan de los adminículos señeros de su bolsa escrotal, pues igual de excelsa que la libertad identitaria es la de consumo) pero lo que me resulta poco edificante es que esa argumentación se erija desde el victimismo, cuando determinados territorios de nuestro país tienen escasas razones históricas y presentes de queja. Igualmente, creo que la llamada a las urnas para este tipo de pronunciamientos debe efectuarse cuando antes se haya devuelto al Estado central hasta el último céntimo de euro que se le adeuda desde la noche de los tiempos.

La festividad portuense, por otra parte, me dejó varias imágenes: la del uniforme blanquísimo e impoluto de Pedro Alamillos como reservista (restando protagonismo a la propia bicolor), la ausencia de la independiente Silvia Gómez, de natural cotidiana en estas citas, la llegada del nuevo portavoz socialista, David de la Encina, que estaba donde hay que estar, en contraposición a la actitud de los tiempos de Quirós, y los sones del himno por CD para ahorro de costes bandiles.

La escena más chocante residió en que la bandera se cayese al agua del Guadalete a los pocos minutos de mostrarse en el cielo portuense, teniendo que ser izada de nuevo. Hubo quien, mientras tatareaba las canciones del Monkey, vio en aquello una metáfora de la situación del país.

Francisco Lambea
Diario de Cádiz
14 de Octubre de 2012

domingo, 30 de septiembre de 2012

RUMBA Y YO



La convocatoria del Primer Festival Canino, que hoy tiene lugar en el Parque de la Paz, en Valdelagrana, ha suscitado en mi espíritu diversas reflexiones sobre los perros y, en concreto, sobre la relación que mantengo con el mío, Rumba, una perra cercana a yorkshire por parte de madre y próxima a vaya usted a saber qué por parte de padre.

Pese a provenir de Alcalá de los Gazules, donde me la entregó un cámara compañero de trabajo, Rumba no parece especialmente preocupada por los vaivenes del socialismo democrático: es más, con el paso de los meses tiende a dejar atrás las anárquicas inquietudes propias de un cachorro para denotar un espíritu crecientemente aristocrático, acomodaticio diría, orientación que se vislumbra de manera especial cuando el otoño apunta su matiz grisáceo en el horizonte. Podría asegurarse, incluso, que, en contra de su origen, Rumba se está derechizando, presa de un neoconservadurismo en cuya base ideológica late no poco de conveniencia, y en ocasiones me parece que hasta es consciente de ello y que lo asume como parte de una evolución que juzga instintiva y natural.

Llegado a esta altura, he de advertir que no participo de esas correspondencias que suelen publicarse cansinamente en las redes sociales, con estéticas un tanto cursis, y que filosofan en torno a la relación entre personas y animales: al contrario de lo que acostumbra a predicarse, se puede ser muy cariñoso con los animales y un perfecto hijo de puta en otros diversos ámbitos, al igual que hay quienes no soportan la compañía de un can o de un gato y resultan individuos sensibles y de gran humanidad.

La creciente responsabilidad para con los animales es otra muestra de nuestro progreso social, aunque esa observancia no puede anular, ni ensombrecer lo más mínimo, la que debe mostrarse por nuestros correlatos homínidos.

El Primer Festival Canino es una iniciativa plausible, inspirada en la preocupación por el bienestar de otros seres vivos, y oportuna: a su modo, los perros también están siendo víctimas de una crisis que sólo respeta a los presidentes de bancos quebrados y cajas de ahorro insolventes. 

Francisco Lambea
Diario de Cádiz
30 de Septiembre de 2012

domingo, 16 de septiembre de 2012

RETORNO A CLASE


La tradicionalmente conocida como “vuelta al cole” es siempre un regreso a la infancia. Pocas cosas como el retorno de los pequeños a las aulas inspiran en los adultos esa capacidad de entornar la memoria, de volver hacia atrás el discurrir del tiempo, de modo que nos vemos, de pronto, movidos por algún suceso mágico, levantándonos temprano, con el sueño aún prendido en la mirada, desayunando inercialmente y sin apetencia, con una pesada cartera después, envueltos en ilusiones o en miedos, conocedores de nuestro destino los siguientes meses, hasta el nuevo triunfo del verano.

Septiembre siempre ha sido un mes especial. Recuerdo que cada vez que asomaba en el calendario se presagiaba un mundo distinto, un mundo que rompía aquel paraíso que junio parecía anunciar infinito, invulnerable, y al que de repente descubríamos fecha de caducidad. Las tardes inmensas, victoriosas de azul, del estío más canónico, iban cediendo poco a poco su galanura al crepúsculo y los fuertes calores tendían a suavizarse, incluso a perderse en alguna mañana ya fresca, hasta que, al fin, me levantaba dispuesto a sojuzgarme a la disciplina, a jornadas escolares más extenuantes que las actuales, en aulas más masificadas, pero en una sociedad que valoraba el esfuerzo, la disciplina y el respeto al profesorado con un énfasis que hoy se echa en falta, sepultado en esa lápida, a veces tan estúpida, de lo políticamente incorrecto.

Cuando los pequeños emprendían el pasado lunes el camino de las aulas, un camino que mañana inician los estudiantes de Secundaria y Bachillerato, uno se adentra en aquellos momentos en los que se especulaba sobre los listados de clase, la posibilidad de que siguieran con nosotros compañeros apreciados, y también, quizá, la de librarnos de alguno al que tuviésemos en menor estima, momentos en los que se establecían cábalas sobre la figura del tutor, un examen previo que pocos docentes parecían superar.

Y es que la tradicionalmente conocida como “vuelta al cole” constituye, también, una vuelta a nosotros mismos, a esa parte que tendemos a creer desaparecida, pero que, de algún modo, en alguna parte, sigue latiendo.

Francisco Lambea
Diario de Cádiz
16 de Septiembre de 2012

domingo, 2 de septiembre de 2012

EL PUERTO DE CINE


La proyección al fin, seis años después de su rodaje, de “Manolete”, la cinta grabada, entre otros lugares, en El Puerto de Santa María, constituye una noticia tan buena como singular para los portuenses, que pueden disfrutar de la curiosidad cotilla de husmear entre el público que asiste a la que sería última corrida del diestro buscando la complicidad de fijar algún rostro familiar en los tendidos de nuestra Plaza Real, descubriendo la novedosa sensación de cómo se llega a observar una película más atento a los extras que al protagonista.

El notable retraso en la emisión (se comprende que todo aquello en lo que la ciudad anda metida acaba sufriendo una suerte de condena temporal a la que no escapa ni el ámbito cinematográfico) ha desvirtuado bastante la expectación en torno a este trabajo, pero, como me niego a participar de ese silencio con el que El Puerto despacha todo aquello que consiga ensalzarlo (en contraposición a la traca mediática en la que se volcarían enclaves del entorno en circunstancia similar) valga esta columna /recordatorio para que la exhibición pase algo menos desapercibida, teniéndola tan a mano como la tenemos en las salas de Bahía Mar.

La película no es magnífica, pero se puede ver, si uno no resulta excesivamente pejiguera o entiende de cine tanto como de vinos (obvios aciertos compensan aspectos menos conseguidos por Meyjes) y ofrece a los espectadores locales la posibilidad de atender a las calles que transitan habitualmente como escenarios de localizaciones para el séptimo arte, con intérpretes tan significativos como Adrien Brody o Penélope Cruz.

Habrá que confiar en que, una vez sea posible, desde el Ayuntamiento se programe esta cinta en alguno de sus ciclos culturales, acompañando a eminentes producciones vietnamitas, surcoreanas, libias o finlandesas, de cuyo interés existencial no oso dudar.

Con sus años de demora y todo, y pese al atisbo de cierta decepción por una obra que debería haber llegado a más (presupuesto y actores mediantes) “Manolete” constituye otro ejemplo de que esta ciudad merece mayor estima de la que acostumbran a concederle sus propios habitantes.

Francisco Lambea
Diario de Cádiz
2 de Septiembre de 2012

domingo, 19 de agosto de 2012

NUEVA PERSPECTIVA


La inauguración de la pasarela peatonal sobre el río Guadalete es una de las pocas buenas noticias que hemos saboreado últimamente, en unos días que, en contra de la tónica nacional, también nos han dejado satisfacciones como la reapertura del Hotel Monasterio o la visita del Rey, empuje publicitario para una ciudad que ha ido despojándose de ese glamour monárquico tan turísticamente rentable.

La pasarela es ahora más estimada como una posibilidad de observar el río desde una nueva perspectiva, en la altura y mitad de su cauce, que como un modo de cruzar cómodamente de una a otra orilla, pero, con el tiempo, esta segunda utilidad se impondrá sobre la de la contemplación paisajística y la infraestructura se despojará de parte de su lirismo para consagrarse a la función diseñada por los ingenieros.

El alcalde, Enrique Moresco, lucía el martes una alegría poco común en él (no son muchas las placas con su nombre tras cinco años ya como primer edil), regocijo justificado, en mi opinión, pese a las críticas que tildan el puente de caro o prescindible, cuando no de maquinación para aumentar los ingresos en concepto de aparcamientos.

Muchas veces he venido a escribir que El Puerto es una ciudad con tendencia a la autodestrucción: se puede especular sobre si la cantidad destinada a la infraestructura se hubiese podido emplear en otro fin, al igual que se puede mantener el debate hasta el infinito y no emprender jamás acción de gobierno alguna.

Lo que sí me ha parecido un error es la organización de un concierto de pago como festejo por la nueva dotación. No me alineo entre los defensores del todo gratis, pero entiendo que lo que correspondía en este caso, al tratarse de un equipamiento público, era una convocatoria abierta a la participación general sin tener que someterse a una entrega eurística. Por alguna extraña razón, tan autóctona como consuetudinaria, y en contra de lo que se practica, con multitudinario éxito, en localidades cercanas, el Ayuntamiento peca de falta de generosidad a la hora de afrontar, siquiera en reseñadas ocasiones, iniciativas musicales que no impliquen el previo estipendio de la feligresía.

Francisco Lambea
Diario de Cádiz
19 de Agosto de 2012

viernes, 3 de agosto de 2012

EN RECUERDO DE MARUJA

He sentido la muerte de Maruja Romero, viuda del poeta José Luis Tejada. No llegué a conocer personalmente a su marido (falleció en 1988 y yo arribé a El Puerto tres años después) pero sí tuve la oportunidad de conversar, en varias ocasiones, con su esposa.

Durante algún tiempo me acerqué hasta su casa, anexa al Palacio de Araníbar, en la Plaza del Castillo de San Marcos, para llevarle las copias que solicitó a Telepuerto de todo lo que guardáramos sobre José Luis Tejada. La inauguración del Paseo que lleva su nombre, en las inmediaciones de la playa de la Puntilla, o los simposios que hace años se organizaban en torno a la obra del escritor, fueron vídeos que acogió con alegría y gratitud infinitas, insistente siempre en que le procurásemos todo nuestro almacén al efecto bajo un previo pago que nosotros siempre declinamos.

Hacía algún tiempo que no la veía. Como suele ocurrir en estos casos, cuando alguien se marcha, la memoria va devolviendo diversos momentos, y entre ellos asoma su asistencia a la presentación de mi primer libro, “Meditación de tu nombre”, en aquella, tan encendida para mí, noche de noviembre. He retornado a la biblioteca para tomar entre mis manos un libro que ella me regaló en una de mis visitas a la casa: “Poemía”, recopilación de la obra de Tejada que el Servicio de Publicaciones de la UCA editó en 1985.

Ahora que Maruja anda ya con José Luis por ese territorio distinto al único que nosotros conocemos, me emociona recordar la devoción que su viuda mantuvo durante casi un cuarto de siglo, venciendo siempre a la ausencia. Él era consciente de cuánto debía a su esposa. “Reconoce su deuda para con la amada” supone un vibrante soneto que termina señalando: “Soy tan de ti, me siento tan contigo/ entrampado de amor hasta los huesos/ que por ver de pagar me he puesto en venta./ Pregono el verso y vendo cuanto digo./ Abierta está la caja de mis besos/ y no me quieres tú pasar la cuenta”.

Ojalá que el tiempo permita la realización de uno de los sueños que Maruja dejó aquí pendiente: la edición de las “Obras Completas” de su marido, una ilusión por la que me consta luchó con fuerza.

Francisco Lambea
Diario de Cádiz
5 de Agosto de 2012



domingo, 22 de julio de 2012

EL AGUA Y LA CRISIS


El procedimiento aprobado en el pleno del viernes para iniciar la semiprivatización de la empresa municipal de aguas, Apemsa, durante un cuarto de siglo, supone la especificidad portuense a la crisis. Aquí no hay ERES generales y lo que se impone es el socio tecnológico, algo que ha de ser como el socio capitalista de toda la vida, pero en fino.

De entre las reflexiones que suscita la memoria, a mí, que, por oficio, tiendo a analizar las terminologías, me llama poderosamente la atención que la pareja nupcial del Ayuntamiento sea un “socio tecnológico”, un buen partido en lengua tecnócrata. Quizá la historia económica española de las últimas tres décadas se defina en el tránsito de las opas hostiles contra las que luchaba Mario Conde cuando era amigo íntimo de Don Juan a los socios tecnológicos que ahora se nos presentan y que deben firmar los contratos vestidos de blanco.

Los gobiernos, que, por alguna ignota razón, acostumbran a menospreciar la inteligencia ciudadana, gustan de los cambalaches léxicos, y capitalista suena a meter la mano en la caja cada 31 de Diciembre, mientras que tecnológico se asimila, en el caso que nos ocupa, a pasarse el día mirando las probetas, como si la empresa adyacente fuese una ONG de químicos en lugar de un consejo de administración de financieros.

El Partido Andalucista, que en el mandato anterior se oponía a la idea y que ahora cede por interés (acuciado por una falta de liquidez en sus áreas que compromete su crecimiento electoral y por la disposición de IP a entregar sus tres votos a los populares si es menester), no pasó en el pleno por uno de sus momentos más brillantes, pues la iniciativa encaja difícilmente con los aires izquierdistas que a su portavoz municipal y secretario general le gusta imprimir a la formación.

Esperemos que, con un recibo del agua que acabará siendo más caro, la operación redunde en unas mejoras muy necesarias para la ciudad, merced al aprovechamiento racional de los aproximadamente 18 millones de euros que se prevén ingresar, cantidad que, en mi humilde juicio y ya puestos, debiera ser bastante más elevada.

Francisco Lambea
Diario de Cádiz
22 de Julio de 2012

domingo, 8 de julio de 2012

PARADOJAS VERANIEGAS


Este verano viene incorporando diversas paradojas y uno, que, quizá por la edad, tiende a reducir sus dosis de corrección política, no hace sino reparar y cavilar sobre ellas.

Uno de los aspectos de mis reflexiones estivales lo constituye el Adriano III. El vaporcito era esa embarcación en la que el cariño resultaba inversamente proporcional al uso: conforme más la querías menos te montabas. Al vapor le sucedía como a Adolfo Suárez cuando puso en marcha el CDS: todos le respetaban y reconocían, unánimemente se admitía su carisma, pero votarle, lo que se dice votarle, no le votaba prácticamente nadie.

A mí me resulta llamativo, por ejemplo, que cuando la Junta cerró Telepuerto, esa televisión que nadie veía pero sintonizaba todo el mundo, no hubiera declaración política alguna, ni de unos ni de otros, ni respuesta pública de colectivos, que ahora acuden raudos a ensalzar un medio de transporte absolutamente legítimo, pero que los entonadores del pasodoble de Paco Alba dejaban cada día a sus espaldas para encajar las augustas posaderas en el tecnológico catamarán.

Igualmente, me ha sorprendido esa recepción que los ex trabajadores del Hotel Monasterio, a quienes deseo lo mejor, depararon al viceconsejero de Turismo, Antonio Roldán. Aquello resultó una especie de Bienvenido Míster Marshall a un responsable autonómico que se limitó a mostrar su ánimo, emprendiendo después el clásico fuese y no hubo nada. Me pregunto qué habría ocurrido si el viceconsejero hubiese militado en el PSOE (no digamos ya en el PP) y se encajara en el exterior de las dependencias hoteleras para retornar al despacho sevillano con el bagaje de tan moral como estéril auxilio, previa conversación de cinco minutos con los afectados.

Las banderas azules, esa distinción tan crucial cuando se recibe como relativa cuando se pierde, suponen otro de mis puntos de análisis.

Ustedes disculparán, en fin, esta propensión reflexiva estival, tan impropia. Más me convendrá obviar tales provocaciones epistemológicas y dejar mis neuronas acunadas al ritmo de la canción del verano, aborregadas en la siesta, ese patrimonio inmaterial de la humanidad.

Francisco Lambea
Diario de Cádiz
8 de Julio de 2012

domingo, 24 de junio de 2012

EL PUERTO Y ESPAÑA

El centenario del nacimiento de Manolo Prieto, el portuense autor del toro de Osborne, una figura que muchas personas interiorizan como símbolo de España, ha recordado la trayectoria de uno de los grandes publicistas y medallistas nacionales del siglo XX.

La visita efectuada el sábado de la pasada semana a la que será Casa Museo del artista, en una parte del Palacio de Purullena, permitió conocer el inmueble que acogerá la exposición permanente de su obra, aunque los paseos por el edificio se hicieran con el sinsabor de que tan significativa fecha no coincidiera con la apertura del equipamiento.

Los tiempos difíciles que atravesamos invitan a la imaginación y la colaboración. Ayuda es lo que solicitan los descendientes del gran dibujante portuense para que la donación de su padre tenga el lugar que corresponde, ayuda tanto de las instituciones públicas como de entidades privadas y ciudadanos particulares.

Es seguro que los visitantes que se acercan a conocernos disfrutarían de una obra como la de Manolo Prieto y que más de uno se sorprendería de saber que ese toro, que, según bromeaba su hijo, habría desplazado al propio escudo de la bandera si no se hubiesen tomado medidas, fue pergeñado por un portuense, un creador que, allá por 1956, pensó que el diseño del astado era la mejor forma de aumentar el consumo del brandy Veterano.

El toro perfilado por Manolo Prieto constituye una cátedra entera sobre Publicidad, pese a que su virtuoso inventor expresara alguna vez su decepción porque su negrura proyectara su sombra sobre el conjunto de un legado que requería mayor detenimiento. Justo es que la ciudad que vio nacer al artista, una luminosa mañana de junio en la calle Durango, consiga mantener una Fundación que ensolere también su memoria, uniendo su esfuerzo al del centenar de toros que observan el horizonte firmemente anclados en una tierra que, para tantos, ellos mismos representan.

Tras una vida de encadenadas dificultades, Manolo Prieto, el hombre que vendió su bicicleta para adquirir colores con los que poder pintar, merece que El Puerto de Santa María allane el camino de su perpetuo homenaje.

Francisco Lambea
Diario de Cádiz
24 de Junio de 2012

domingo, 10 de junio de 2012

EL AGRADO DE BUSCAR

Decía Borges que hay que buscar por el agrado de buscar, no por el de encontrar. He recordado estos días la frase del escritor argentino reflexionando sobre la persona de Rafael Esteban Poullet, Faelo, un portuense que nos dejó para sumergirse en el reino de las auténticas luces.

Mi conversación más extensa con Faelo (hay personas cuya singularidad solo requiere de un nombre) tuvo lugar a principios del pasado año, con motivo del Tresantié de Plata que le concedía la asociación Razzia Artis. El colectivo me propuso presentar el acto y compartí un café en Milord con el polifacético artista. En aquella charla, Faelo me confirmó la imagen que de él ya presagiaba, la de una persona profundamente enamorada de la cultura, en todas sus vertientes, menos apegada a lo material de lo que suele ocurrir en estos tiempos, la de un sabio o humanista al que el azar quizá jugó la mala pasada de depositarlo lejano a aquella época clásica que tanto le inspirara.

Faelo me refirió entonces aspectos de su biografía, denotando un carácter en cuya descripción vienen coincidiendo quienes han hablado o escrito sobre él tras su fallecimiento. Inmerso en una eterna indagación existencial, Faelo no tenía ni tiempo ni ganas de imbuirse en esas trifulcas de vanidades, tan pomposas como ridículas, que suelen asaltar el mundo de los creadores, en el que las filias y fobias se despiertan y desvanecen por motivos absurdos tantas veces, casi siempre emanados de la simple egolatría.

A los columnistas, de cuando en cuando, nos asaltan los obituarios por el camino, y los escribimos, o nos escriben, entre la tristeza resignada y la sufrida rebeldía que nace de la impotencia.

Dolorosamente ahora, el poema de Faelo “Cremación”, del libro “El lecho pródigo” (EH Editores) adquiere su connotación más fúnebre: “¡Oh, mi hermoso lecho mortuorio! / ¡Cómo arde su rico maderamen! / ¡Cómo perfuma el aire su fuego enamorado! / ¡Morir, dormir, tal vez amar…!”

Te recordaremos desde la esperanza de un futuro gozoso para la mirada, especulando sobre si el reino de las auténticas luces habrá derrotado tu curiosidad perenne.


Francisco Lambea
Diario de Cádiz
10 de Junio de 2012

viernes, 1 de junio de 2012

PRESENTACIÓN DE UNA EL PUERTO (31 DE MAYO DE 2012)




El equipo de Una El Puerto en Bodegas El Cortijo. 

martes, 29 de mayo de 2012

REFLEXIONES CHINAS

Recorriendo, en la sala de la Caja de Ahorros Inmaculada, la exposición “Maestros de la fotografía china”, una muestra perteneciente a la colección Ruiz Zulueta, mi mente, por esos caprichos azarosos del discurrir, tendía más al inicio a reflexionar sobre el país objeto de la panorámica que sobre las piezas en sí, siendo ellas de indudable interés.
Los españoles solíamos ver a los chinos como unos individuos repetidos hasta el infinito, que deglutían arroz invariablemente, desfilaban marciales bajo una bandera rojísima, hablaban de forma ininteligible cercana al enojo y poseían una habilidad para la gimnasia que les tornaba invulnerables, tanto en agua como en tierra firme. Con el tiempo, los chinos han superado el cliché del restaurante de precios económicos y se han dedicado a cosas tan serias como adquirir deuda soberana de otras latitudes, una posibilidad que no deja de asombrar por estos pagos, donde la teoría atribuía a las naciones comunistas, de gobiernos dictatoriales, unos PIB paupérrimos, asignados como condena existencial.
Tuvieron que pasar algunos minutos embebido en estas coyunturas para que mis ojos se detuvieran más en concreto en las instantáneas, que la sala CAI ofrece hasta el martes en una iniciativa plausible, entre otras cosas por lo inédito de la propuesta. Los autores (quedarse con sus nombres resulta tarea imposible para un occidental) ofrecen una selección muy interesante de trabajos, que sugieren numerosas emociones a quienes recorren la diáfana galería de la Plaza Peral, en la que acostumbran a encontrarse iniciativas que bien merecen la atención del aficionado al arte.
La propuesta fotográfica despierta también el interés por conocer más cosas sobre una nación cuya lejanía y especiales características han generado la consiguiente red de tópicos, cuando es lo cierto que el tópico con frecuencia aleja más del conocimiento que acerca a él.
Valga pues esta retrospectiva para vencer nuestra pereza inercial y disponernos, siquiera desde tan enorme distancia, a acercarnos con otra mirada a una de las naciones más importantes del planeta.

Francisco Lambea
Diario de Cádiz
27 de Mayo de 2012

domingo, 13 de mayo de 2012

DESMONTAJE FERIAL

La visión de los trabajos de desmontaje de la Feria siempre me ha inspirado una sensación melancólica, la percepción de quien observa desaparecer un mundo tan efímero como feliz, construido durante unos días a las afueras de una ciudad para, en cierta medida, olvidar los problemas que se padecen dentro de ella. A veces esa sensación se me adelanta unas horas y despierta cuando las lonas empiezan a clausurar la entrada de las casetas, segando su vida, cuando el crepúsculo del lunes extiende su manto aún rosáceo por las techumbres, cuando los fuegos artificiales se evaporan en el cielo recién oscurecido igual que se desvanece una sonrisa y su eco se lleva la magia de los últimos bailes.

La Feria de Primavera conforma un espíritu que no se observa en otros momentos del año: la voluntad común de la alegría, de lo que se entiende en términos filosóficos populares como pasarlo bien, de compartir lo que nos une sin atender a lo que nos distancia. Pareciera que la Fiesta del Vino Fino fuese una utopía del espíritu, o simplemente la inercia de su camino natural.

Escribió uno recientemente que somos las Ferias que nos quedan. Cuando los farolillos abandonan las alturas para descender a tierra, hasta componer una masa informe, uno se consuela pensando en la edición del próximo año.

Los portuenses volvieron a demostrar que esta celebración forma parte de su código genético y sólo resta confiar en que la crisis económica desaparezca al menos en gran medida para que Las Banderas vuelva a mostrar esa imagen continua de casetas en las que la aglomeración impide entrar, mientras la luz parece tan firme en la noche como durante el propio día.

Francisco Lambea
Diario de Cádiz
13 de Mayo de 2012

lunes, 7 de mayo de 2012

UNA FERIA CONTRA LA PRIMA DE RIESGO

La fiesta deja innovaciones acordes con los tiempos: la ausencia de portada, la huelga de autobuses y la protesta laboral a pie de avenida



Nada más presente que la ausencia: a la Feria le han quitado la portada y eso ha provocado que se hable de la portada más que nunca. La efímera construcción ha pasado de las retinas a las lenguas y ahora es la imaginación, en lugar de las bombillas, quien la alumbra. No seré yo quien escriba que una portada carece de importancia (ya me pronuncié también en su día contra la lonalización de la avenida principal, otro paso  desglamourizador), pero es lo cierto que nunca se ha reparado más en el pórtico que este año, en el que la concejalía de Fiestas ha desposeído a la celebración de su totémico referente iluminativo.
En contra de lo que ocurrió con el anuncio, luego rectificado, de eliminación del tendido navideño, en esta ocasión no ha habido una reacción popular contra el apagón parcial. Metidos en plena vorágine de recortes, efectuado el principal (a la esperanza) en los espíritus de muchos, poco parece importar que haya o no frontispicio: en época tan siniestra como la que atravesamos resta el consuelo de que, al menos, la Feria permanezca, de poder alzar una copita de fino sin tener que pedirle a los turroneros que monten el tenderete y de compartir unas risas mientras Europa, fuera de Las Banderas, se busca a sí misma en las elecciones francesas.
Se encuentre Europa o no la edición de este año se ha dedicado a las ciudades iberoamericanas en la manifestación más mediática hasta la fecha de la presencia portuense en los actos del Bicentenario, pero todo ha andado cortito de delegación institucional. ¡Qué lejos aquellos tiempos en los que se presentaba hasta el alcalde de Madrid, en los que nos visitaba el presidente de Ceuta o en el que cualquier entidad territorial homenajeada te mandaba algún digno subsecretario aún con ganas de hacer carrera! La caseta transoceánica se desarrolló con discreción suma, pero, al menos, YPF no le ha cortado el punto. Los españoles carecemos de conciencia de poseedores de crudo (los barriles se los habrían quitado a los ejecutivos corbateros de Repsol) y la referencia argentina no es Kirchner sino Maradona (Borges para la minoría elitista). Una máxima no escrita impera en los corazones: lo que el vino fino ha unido que no lo separe el petróleo.
Lo mismo sucede con la decisión de Evo Morales de expropiar la filial de Red Eléctrica Española en Bolivia. Parece que se está poniendo de moda en Sudamérica nacionalizar todo lo que sea español, pero, visto lo visto (o lo no visto) no hemos de preocuparnos por una posible expropiación de la Feria.
Las convocatorias de huelga en el servicio de autobús forman parte del programa de actos, como la inauguración oficial o el concurso ornamental de casetas. En esta ocasión, por vez primera, ha cristalizado en paro. La imagen de trabajadores de Daibus protestando mientras se inauguraba el alumbrado se erigió inédita, pues el recinto desconocía hasta la fecha este tipo de manifestaciones. Exentas, lo que se dice exentas, del manifestódromo local ya sólo quedan las procesiones.
La Feria termina, pues, dejando varias novedades: la ausencia de portada, la huelga del servicio de bus (para molestia ciudadana, beneficio de taxistas y popularización de la Angelita Alta), las protestas laborales por  Las Banderas y la dedicatoria rebuscando dedicados a lazo. La tremenda lluvia de la mañana del sábado destrozó dicha mediodía y provocó inéditos problemas en los parkings. Con todo, las ganas de disfrutar y de compartir unas jornadas con los demás volvieron a imponerse sobre las turbulencias que han aquejado a ese organismo vivo que es la Feria de Primavera, un evento que, por más que pueda parecer indemne a su contexto, marcha acorde con unos tiempos que esperemos muestren en el futuro mejores galas; al cabo, somos las Ferias que nos quedan y gusta recordar esas casetas llenas de hace años, en contraste con los excesivos claros de esta edición.

Francisco Lambea
Diario de Cádiz
7 de Mayo de 2012

domingo, 29 de abril de 2012

EL DEBATE ANUAL

Tras varios años de observar a los moteros como la marabunta hestoniana, como unos invasores frente a los que El Puerto debía renunciar al Acuerdo de Schengen, la crudelísima crisis económica, la reducción del contingente en anteriores ediciones y su mejor comportamiento general, parece haberles concedido una postrera presunción de inocencia.
Vaya por delante que aplaudo que las personas directamente afectadas por el ruido de las motos se quejen, que los tribunales los amparen y que el ejecutivo local obre en consecuencia con su dispositivo al efecto. Pero siempre he pensado que con la motorada se organiza un debate excesivo para una celebración que no supera los dos o tres días anuales y que, por supuesto, hay algunos portuenses, cuya ubicación residencial les impide escuchar una sola moto, a los que el mayor problema que la concentración les provoca reside en la dolorosa circunstancia de ver cómo otros ganan dinero sin que ellos ingresen un céntimo.
Ahora que la coyuntura financiera es de tal calado que algunos ayuntamientos someten a votación ubicar cultivos de marihuana o cementerios atómicos, y otros van a ser fusionados cual cajas de ahorros, nuestros gobernantes locales, con buen criterio, han optado por preferir en primera instancia los euros sobre los decibelios y actuar después con mayor contundencia sonora si hubiera lugar, en vez de instalar masivamente badenes preventivos.
El Puerto de Santa María pasó de ser un paraíso motero a observar a los recién llegados, en uno de esos movimientos pendulares de la historia, con inaudito desprecio, y conste que quien esto escribe jamás ha tenido una moto en su vida y obvia las retransmisiones televisivas de dichos campeonatos por aburrirle en grado sumo.
El gran problema de la motorada residió en que aquellos que obtenían beneficios de la misma (la hostelería, fundamentalmente, pero también ciudadanos particulares) perdieron la batalla mediática ante quienes la denostaban, y la perdieron por la causa más dolorosa: la incomparecencia. Ahora la extensión global de la penuria, entre otros factores ya citados al principio, viene a compensar aquel absurdo silencio.

Francisco Lambea
Diario de Cádiz
29 de Abril de 2012

domingo, 15 de abril de 2012

LA REALIDAD Y EL LATIDO

Hay ocasiones en que la existencia acaba venciéndole a uno y le conmina a escribir columnas que parten de hechos que no sólo no habría deseado, sino que ni siquiera cruzaban los territorios de su imaginación.

El Hotel Duques de Medinaceli cerró sus puertas al público hace unas semanas y todo indica que mañana lo hará el Hotel Monasterio San Miguel. Aunque lo más probable es que ambos centros mejoren sus perspectivas, pues se trata de negocios sobre los que varios operadores ya han mostrado interés, la situación al día de hoy refleja la lógica zozobra de quienes laboran en ellos, pues un puesto de trabajo no es solamente, con ser bastante, un lugar en el que se desarrolla cierta actividad por la que se recibe un salario del que posteriormente se rinden cuentas a Hacienda: también constituye un enclave desde el que las personas apuntalan sueños y ambiciones legítimas y al que entregan parte de sus vidas, pues no otra cosa son el tiempo y sus afanes.

Me unen, además, circunstancias personales a ambos establecimientos, circunstancias que he ido recreando en la memoria, como las diversas celebraciones familiares organizadas en el Monasterio, lugar sobre el que informé de su notable vida cultural en mi etapa de Telepuerto, o la conducción del acto de presentación social del Duques, allá por 2002.

La sorpresa de los turistas alojados estos días en el Monasterio cuando contemplan a su plantilla protestando en la puerta, en una movilización que nada tiene que ver con el sosiego que espera encontrar el viajero, o las lágrimas de una limpiadora mientras abrillanta los cristales de una habitación en la que en breve nadie se alojará, constituyen dos de los iconos locales de esta maldita crisis, que tanto daño provoca a trabajadores y empresarios.

Quiero lanzar un humilde y sincero mensaje de ánimo y afecto al grupo humano de los dos hoteles.

Ojalá que el futuro se torne más justo y alegre para quienes tanto han hecho por la felicidad de los demás y que la Plaza de los Jazmines y la calle Larga recuperen esa parte de su latido sin el que estas dos vías de la ciudad ya no se reconocen.


Francisco Lambea

Diario de Cádiz

15 de Abril de 2012

domingo, 1 de abril de 2012

LOS DAAGUAS

Uno de los especímenes más tediosos y espiritualmente mediocres de El Puerto es el daagua, ese individuo que, sin el menor sustento científico, sin haber siquiera mirado la previsión metereológica, se dedica a pronosticar lluvias cada vez que alguna festividad que pueda suponer el disfrute ajeno osa rondar el almanaque.

Encharcados en el pozo abisal de su malajería, la Semana Santa (si el daagua es ateo su saborición se acrecienta) y, por supuesto, la Feria de Primavera y Fiesta del Vino Fino, constituyen sus dos piezas más preciadas (aunque tampoco renieguen del carnaval, la Patrona, la Virgen del Carmen y eventos de más reciente estreno, como San Antón).

Si uno se atiene al consuetudinario designio del daagua, El Puerto de Santa María es la ciudad más pluviosa del mundo, capaz de superar al mítico Macondo de García Márquez, donde las nubes vaciaron su vientre, sin el menor descanso, cuatro años, once meses y dos días.

Cualquier indicio, por irracional que parezca, se erige argumento irrefutable para el daagua en su incansable pasión hídrica: si el viento sopla hacia un lado, si sopla hacia otro, si no sopla, si la nube es grande, si la nube es pequeña, si no es ni grande ni pequeña, si les duele el hueso del culo o si llovió tal o cual día de hace quinientos años.

Desafiando cualquier tipo de prevención, los hay sabedores de que una edición Ferial se mojará antes incluso del comienzo del año que la acoge y que sufrirá la circunstancia desde la velada hasta la partida del último jartible en la noche del lunes.

Urge modificar la Constitución para que nuestro ordenamiento jurídico aumente su excelsitud permitiendo el ostracismo de los daaguas, un exilio perpetuo con localizaciones donde puedan saciar su sed, como, por ejemplo, el monte Waialeale, en Hawai, lugar paradisíaco en el que sus augurios se cumplirán unos 350 días anuales, o Bergen, hermoso enclave noruego que no defraudará sus empapadas predicciones.

Los daaguas desconocen el azar maquiávelico que la fortuna les depara: el día en que, sin duda, caerán chuzos de punta será el de sus respectivos funerales. Y, para colmo, no lo habrán adivinado.


Francisco Lambea

Diario de Cádiz

1 de Abril de 2012

domingo, 18 de marzo de 2012

LEERSE LA PEPA

El mejor homenaje que se puede tributar a la Constitución de 1812 es leérsela. Este es un mensaje tan claro como obvio que se torna imprescindible en los tiempos de superficialidad que nos invaden. La Pepa no es el segundo puente a Cádiz: parece obligado que las conmemoraciones de cualquier tipo acaben erigiéndose en excusa para libar en las arcas de unas administraciones superiores que, de otro modo, se hubiesen mostrado esquivas, pero no conviene perderse en el curso de la Historia.

El texto promulgado por las Cortes Generales el 19 de marzo de 1812, en la coyuntura hostil de un país invadido por Napoleón, uno de esos dementes con que de cuando en cuando nos fustiga la historia, es un documento cuyo contenido (pese a algunos aspectos hoy anacrónicos, como la exigencia de renta anual proporcionada para ser diputado a Cortes o la prohibición del ejercicio de cualquier religión que no fuese la católica) resulta de una modernidad sobrecogedora: la ubicación de la soberanía como un concepto residente en la Nación (recogida en el artículo 3, que nos lleva al 1 de nuestra actual Carta Magna, que la atribuye al pueblo), la obligación de todo español a contribuir en proporción de sus haberes para los gastos del Estado (incluida en el artículo 8, que nos conduce a la progresividad fiscal del 31 de nuestra norma suprema), la garantía judicial del 287 (asimilable al espíritu del vigente 24) o el modo en que se recoge la libertad de expresión del 371 (que nos guía al 20 de nuestra legislación suprema), resultan tan premonitorios que uno no puede sino emocionarse ante la figura de unas personas que, en circunstancias tan trágicas, guardaron una sensibilidad e inteligencia que alumbró nociones del constitucionalismo moderno.

Disfrutemos estos días del estudio de un documento que mañana cumple doscientos años y que proyecta la imagen de Cádiz, efectos benéficos que también disfrutará El Puerto de Santa María, en el marco de una efeméride cuya emoción simboliza aquel artículo 13, donde se estableció una tesis que me parece de una sencillez y elementalidad conmovedoras: que el objeto del gobierno es la felicidad de la nación.


Francisco Lambea

Diario de Cádiz

18 de Marzo de 2012

domingo, 4 de marzo de 2012

EL EJEMPLO DE ANTONIO

La historia de las ciudades no es sólo, con serlo, un compendio de efemérides más o menos reveladoras, una sucesión de edificaciones, de estadísticas especialmente alegres o luctuosas: la historia de las ciudades es, también, una serie de magnitudes de difícil o imposible cuantificación, inaprensibles para las páginas de los libros, como la idiosincrasia de sus habitantes, su traducción en el aliento del día a día.


Antonio Márquez se ha jubilado tras casi medio siglo de actividad hostelera, tras mostrar durante décadas su capacidad, profesional y humana (en la hostelería viene a ser lo mismo) en variados establecimientos, siendo el más significativo el pub Milord, en la calle Larga, donde han transcurrido sus últimos 37 años de oficio, que, detrás de una barra, es, de algún modo, como decir de vida. Quiero hablar de ello en esta columna porque los periodistas solemos incurrir en el vicio de no conferir la categoría de noticia a cosas que son más importantes que otras que sí se imprimen bajo el amparo inercial de los titulares, y porque para eso dispongo de un espacio que viene a revelársele a uno como un espejo, y ante el que es conveniente, por tanto, sentirse cómodo.


El gremio de la hostelería es un gremio especial, el de personas que suelen laborar bastante más tiempo que la media de trabajadores de otros sectores, y que suelen hacerlo con el continuado compromiso de agradar a los demás.


Le deseo lo mejor a Antonio Márquez y me alegro de que pueda disfrutar de una jubilación tan sumamente merecida. Confío en que seguiremos teniendo la ocasión de conversar, ahora al otro lado del mostrador de Milord, o en otras ubicaciones, recordando viejos tiempos y disfrutando los presentes, que es la mejor forma de confeccionar los futuros. De cuando en cuando, conforme pueda, se nos unirá Juan Franco, su compañero en la cafetería tantos años, con una complicidad societaria cuya extensión es muy difícil de alcanzar en estos tiempos, en los que amistad y negocio no siempre coinciden.


Los únicos que deben temer este cambio vital de Antonio son los pescados que merodean la playa de La Puntilla: su condición de víctimas se acrecienta por momentos.




Francisco Lambea


Diario de Cádiz


4 de Marzo de 2012

domingo, 19 de febrero de 2012

UN PGOU VITAL

Escribí hace tiempo que la vida es lo que nos pasa mientras esperamos la aprobación del PGOU: hay, pues, que alegrarse de que el documento ya tenga la luz verde de la COTUA, el último acrónimo generado por la administración urbanística, a veces más fértil en lo gramatical que en los andamios. Los números del documento parecen los últimos guarismos alegres que hemos visto en varios años, números para la ilusión de quienes podrán encontrar trabajo y también de quienes conseguirán adquirir una vivienda de protección oficial (esto es, una casa a un precio medianamente razonable) porque se habrá cumplido la premisa de que una decisión política ya ha permitido hacerla.

Sorprende que de una serie de manchurrones granates, grises o verdes desplegados sobre un mapa con más patas que una araña, y en cuya redacción los técnicos y sus ordenadores emplearon más tiempo que el manco Cervantes en escribir el Quijote con una pluma, se desprenda una inversión de 812 millones de euros.

Confiemos en que, además de servir a los señores del ladrillo, a los especuladores del cristal tintado, a los que ni siquiera saben cuánto dinero tienen, el movimiento económico que se genere permita también que el Ayuntamiento disponga de liquidez para abonar servicios públicos esenciales y no corramos el peligro, por ejemplo, de que las personas impedidas, las que no pueden manifestarse en la Plaza del Polvorista, queden abandonadas a su suerte, sin una atención indispensable que constituye un derecho humano básico.

Nuestra sociedad necesita PGOUS anímicos y también PGOUS sociales, para que no sean los mismos los que ganan y los mismos los que pierden. Somos el tiempo (y los PGOUS) que nos quedan. Después de doce años de tramitaciones interminables, de variaciones sobre la marcha, de exposiciones que nadie entendía y que murieron en la virtualidad de los planos, después de comprobar cómo la ciudad acumula ya 12.000 parados, en un marco global en el que nada parece ser lo que era y nadie sabe qué carajo acabará siendo, tenemos un Plan General de Ordenación Urbana y, a tenor de lo que se oye, resta siquiera el derecho a la esperanza.


Francisco Lambea

Diario de Cádiz

19 de Febrero de 2012

domingo, 5 de febrero de 2012

BRINDIS MATINAL

Como quiera que no me apetece ser políticamente correcto en esta columna, proclamaré con tanta simpleza como determinación: yo prefiero que los plenos sean por la mañana.

Y no me erigiré en portavoz de nadie pero, por lo que deduzco, creo coincidir con la práctica totalidad (lo de práctica es por despistar un poco) de la prensa local.

Yo sé que los periodistas carecemos de derecho a quejarnos, que, en nuestra condición de santones civiles, debemos limitarnos a informar sobre todo tipo de problemáticas, sin referir jamás las nuestras, a atender puntualmente las manifestaciones de quienes en su vida se manifestarán por nosotros, los comunicados de quienes nunca redactarán uno por nuestra suerte, pero, qué quieren que les diga, a mí eso de volverme a mi casa a las doce de la noche, cuando hasta los gatos se refugian en el sueño, para escuchar lo mismo que podría haber escuchado a las plácidas doce del mediodía y encima tener que contarlo con mayor retraso acumulado, se me antoja poco operativo, a la par que generador de turbias inquietudes existenciales.

Nada más inconveniente para las libertades que esa imagen de los ediles rebulléndose, mentalmente agotados, en intervenciones exentas ya de ingenio, mientras se atiende más a los relojes nocturnos que a la disquisición argumental.

Admito la teoría de que el horario vespertino resulta más favorecedor de la participación ciudadana que el matinal, pero discrepo en la cuantificación: creo que la acrecienta sólo en algo, una parte más pequeña de lo que cabría suponer, y sostengo, desde luego, que el turno de la mañana no impide asistir a una sesión plenaria a quien tenga interés en hacerlo.

La virginidad de la democracia plena no requiere de la vespertinización plenaria. Respetando siempre a quienes defienden la celebración por las tardes, y sin ánimo de ofender, creo que el horario de las sesiones no es el culpable de que el 46% de los portuenses prefiriera quedarse sin votar en los pasados comicios municipales, hecho verdaderamente preocupante y sobre el que se habla menos de lo debido en una ciudad que acostumbra a desenfocar el origen de los problemas.


Francisco Lambea

Diario de Cádiz

5 de Febrero de 2012

domingo, 22 de enero de 2012

DE FITUR Y SUS MISTERIOS

Las administraciones se han mostrado especialmente austeras con los gastos de Fitur, un certamen que ha venido a erigirse en símbolo del derroche en los tiempos de bonanza, como esos aeropuertos en los que no vuelan aviones y lo mismo hasta te recibe una estatua horrenda cobijada bajo la denominación de arte moderno. Es cierto que muchas expediciones emplearon más dinero del debido, y que viajaba gente cuya ausencia en nada habría dañado la promoción nacional o internacional de sus respectivos municipios, como también resulta verdadero que, desde provincias, toda salida a la capital del Estado, sea para lo que sea, pierde en política, de manera inercial, la presunción de inocencia.


Fitur es algo extraño: cansa, agota, incluso extenúa y a veces hasta aburre, pero quien lo conoce experimenta en la edición ausente la falta de algo, el oxígeno del aire o la moqueta de los pies, como si los días transcurrieran sin gracia y todo el que lo ve caminando errático por su localidad oriunda se pregunte (o, a lo peor, sepa la respuesta) por qué no está en Madrid. Posee Fitur esa condición cíclica que lo hace, de algún modo, imprescindible, adictivo, y, por servir, sirve hasta para explicar el currículum de nuestros políticos. Se acumulan Fitures igual que presupuestos municipales y cada cual es cada cual y su Fitur, esa feria que imprime carácter, como los sacramentos y que, llamada a la universalidad, se comporta con el más acendrado de los narcisismos localistas.


La edición inmediatamente siguiente a cada elección municipal es la que refleja más caras nuevas, mayor número de rostros felices dirigiéndose al cénit bajo la conducción de un taxista escéptico, deambulando, vírgenes, por la atrayente arquitectura efímera, sintiéndose protagonistas de la industria turística.


Tiene uno escrito que Fitur desgasta sobre todo al que no va. Cuando los ciudadanos votan están proclamando, sin saberlo, no solo quién decidirá el destino de sus dineros, las obras más urgentes, los gobiernos mejor conformados, sino quién irá y quién no irá a Fitur. Es la grandeza de la democracia: designar a los elegidos de Ifema.


Francisco Lambea

Diario de Cádiz

22 de Enero de 2012

domingo, 8 de enero de 2012

CABALGATA DE VUELTA

Los Reyes Magos habrán retornado a Oriente extrañados de la peculiaridad de un mundo en el que incluso ellos se han visto sorprendidos por la crisis. Seguro que mientras la ciudad de los cien palacios quedaba ya a la vista de sus espaldas reales, habrán comentado desde la cima de los camellos las impresiones suscitadas por un vistazo somero a los periódicos de estos últimos meses.


Doy por hecho que entre sus temas de conversación se habrán situado circunstancias tales como que profesionales de toda índole (periodistas, políticos, empresarios…) refieran sin descanso un texto constitucional escrito hace doscientos años que ni se han leído ni se leerán nunca, que un partido que se autodenomina socialista decida, entre las últimas medidas de su ejecutivo, indultar a un banquero sin que exista el más mínimo clamor social al efecto o que otro que hizo bandera histórica y doctrinal de la disminución de impuestos se avenga a aumentar la fiscalidad por doquier en la primera de sus medidas de gobierno.


Es probable que, como reyes que, en definitiva, son, se sientan especialmente dolidos por la presunta actuación de Iñaki Urdangarín, un miembro sanguíneo, que no jurídico, de la Familia Real, y que les parezca tardía y de un oportunismo poco convincente la publicación de los presupuestos de su hispánica parentela terrícola.


Hay que agradecerles a los Reyes Magos que hayan sabido sobreponerse a la estupefacción, que no es poca cosa tras un año de ausencia, y que se movieran en El Puerto, pese a la coyuntura, a lomos de una cabalgata decorosa, que congregó en las calles a una multitud de ciudadanos que uno quisiera ver con más frecuencia paseando por su pueblo.


Puestos a pedirle un deseo medianamente razonable a Sus Majestades nos conformaremos con solicitar que, para su siguiente visita, se encuentre ya en vigor la aprobación del PGOU: visto el panorama de la constelación estelar que define la prima de riesgo, se antoja lo más bonancible que llegue a sucederle a la ciudad en este 2012, con dos constituciones tan rutilantes como ahítas del cumplimiento de algunos de sus artículos más significativos.


Francisco Lambea

Diario de Cádiz

8 de Enero de 2012