domingo, 17 de febrero de 2019

EL GOBIERNO ENCALLADO



Hay imágenes que se transforman en metáforas que trascienden su aparente y limitada realidad. La escena del velero encallado junto al espigón de la playa de La Puntilla, lienzo que en el cercano abril, si nadie lo remedia, cumplirá el año de exposición pictórica, simboliza el encallamiento que sufre la ciudad en diversos ámbitos.

Piensa uno que no debe ser tarea tan compleja retirar esa embarcación antes de que la naturaleza, en labor silente pero eficaz, se encargue de desguazarla, pero ahí sigue, cual peculiar pecio, ante las cada vez más indiferentes miradas (no hay fuego más abrasador que el de la costumbre).

A unos kilómetros de ese velero de eslora generosa, a merced de las mareas desde que su tripulante (quien, por fortuna, no sufrió daños) se viera incapaz de gobernarlo por la esquiva meteorología de la ya lejana tarde del 10 de abril, subsiste el encallamiento de las obras del parking subterráneo de Pozos Dulces. Contra la quietud del paisaje que conforman grúas y socavones encallan las esperanzas de los empresarios aledaños, que siguen pagando sus impuestos como si nada hubiera ocurrido, mártires ante la adversidad.

A pocos centenares de metros de ese amasijo de tierra despanzurrada encalla también el proyecto de una estación de autobuses, equipamiento que, sin haber visto aún la efigie geométrica de un humilde ladrillo, atesora todas las modalidades posibles de conflictos que un plano arquitectónico pueda atravesar. Algo más lejos, una infraestructura ya construida, el centro de salud Ángel Salvatierra, ubicado junto a la avenida Ronda de Valencia, retrasa su entrada en funcionamiento… porque hay que resolver su acceso.

Encallada está también la situación del casco histórico, que une al conocido hándicap de la despoblación y a los desprendimientos plebeyos que sufren algunos de los otrora cien palacios la dolorosa estampa del progresivo cierre de comercios, unos establecimientos que son noticia por la jubilación de propietarios históricos en lugar de por el volumen de sus ventas.

Así van quedando, uno tras otro, muchos sueños encallados por un equipo de gobierno encallado.

Francisco Lambea
Diario de Cádiz
17 de febrero de 2019

domingo, 3 de febrero de 2019

DE LA EDUCACIÓN ACTUAL


El sicólogo Javier Urra ha ofrecido una charla en las instalaciones del colegio “El Centro Inglés” con un clarificador título: “Déjale crecer: riesgos de la equívoca educación sobreprotectora”. Psicólogo forense especialista en sicoterapia y pedagogo terapeuta, Urra cuenta con una larga trayectoria que le ha llevado a escribir diversos libros sobre educación infantil y ofrecer numerosas charlas. Doscientas personas acudieron a la cita, en la que dijo cosas certeras como que “conocer las adversidades también enriquece”  o que “actualmente hay que educar no solo a los niños, sino también a los padres”.

A mi humilde juicio, uno de los mayores problemas que padece la educación es el buenismo. El buenismo se traduce, por ejemplo, en quitarle autoridad al profesor, no vaya a ser que el alumno desobediente adquiera un trauma del que no pueda liberarse en toda su vida: es así que se otorga a los gamberros el derecho preferente a molestar a quienes cometen la osadía de querer aprovechar las clases. Otra de las manifestaciones buenistas consiste en querer eliminar los deberes o en permitir la impunidad del acosador a costa del sufrimiento del acosado. Otra es interpretar la evaluación negativa del informe Pisa como una afrenta a determinada comunidad, en lugar de plantearse si tiene razón y, en caso positivo, cuáles son las actuaciones para mejorar esos índices. O creer que la panacea está en disminuir el número de alumnos por docente o que el aprendizaje no tiene por qué implicar esfuerzo.

Por puro sentido común deduce uno que la sobreprotección a los escolares corre un serio riesgo de generar personas carentes de resiliencia una vez la vida les obliga a abandonar el acogedor útero familiar.

La conferencia de Urra se enmarca en las actividades y charlas públicas que El Centro Inglés viene organizando con motivo de sus 50 años de vida. Cumplir 50 años no es fácil para una empresa, tampoco para las educativas. En este caso hablamos además de una entidad que ha crecido mucho y bien y que supone uno de esos emblemas de los que El Puerto de Santa María puede presumir. Felicidades por ello.

Francisco Lambea
Diario de Cádiz
3 de Febrero de 2019