domingo, 27 de marzo de 2016

SICOSIS PLUVIAL


Hace años que pienso que la sobreinformación meteorológica acaba revistiéndose de perversos efectos secundarios. Quienes se enganchan a esos larguísimos programas en los que te avanzan hasta la predicción del día del juicio final por la tarde acaban sintiendo que hace más calor del que hace, más frío del que reina y, sobre todo, que llueve más de lo que a la postre llueve.

Si uno se atenía a los pronósticos, que en la mediodía del pasado domingo llenaban nuestra zona de paraguas y borrascas, entre el domingo de Ramos y el Martes Santo se vería, en lugar de a los pasos, a la barca de Noé por la Carrera Oficial. La realidad es que el domingo por la noche cayeron unas gotas simbólicas y que el martes, aunque sí hubo algo más de intensidad, tampoco fue una descarga como la que dos jornadas antes vaticinaban los sabios.

Hay una especie de plus pluvial. Parece como si se cargara la mano con los litros por metro cuadrado, como si fuera mejor equivocarse aventurando que lloverá mucho, y luego no es tanto, o no se ve agua alguna, que asegurar que lucirá el sol y al final Dios esté en su palacio de cristal, que diría Juan Ramón Jiménez, error este último más gravoso, pues en la hipótesis primera sólo cabe prosperar y la disposición anímica se torna más favorable mientras que en la segunda el ciudadano se acuerda mientras se empapa de los antepasados del científico.

Toca lamentar que Borriquita, Flagelación, Misericordia y Cautivo se recogieran en torno a dos horas antes de lo debido. Resta el consuelo de que las hermandades pudieran cumplir la mitad, o algo más, de sus itinerarios.

La Semana Santa sigue siendo lo que debe ser, una manifestación de fe cristiana, molesta para el ateísmo modalidad amargado ante el credo ajeno (pensar que tras la muerte no hay nada es bastante más descorazonador que confiar en la existencia de un paraíso y esa disparidad de ánimo en el modo de caminar por la vida hay quienes la llevan muy mal, provocándoles profusas secreciones biliares).


Confiemos en que el próximo año la climatología no dé el más mínimo pie a las exageraciones diluviales. Lo mismo si disminuye la sicosis hasta se reduce a la par la pluviosidad. 

Francisco Lambea
Diario de Cádiz
27 de Marzo de 2016

domingo, 13 de marzo de 2016

UN ENCUENTRO MELANCÓLICO


Observando la reunión mantenida el pasado lunes en el Hotel Santa María, en la que el presidente regional del PP, Juan Manuel Moreno, departía junto a varios cargos de la formación y militantes de a pie, no pude evitar pensar en cómo cambian las circunstancias en la vida.

La figura que atraía la mirada era la de los ex alcaldes. Allí estaban, con ánimos que uno entiende melancólicos, los que fueran primeros ediles de El Puerto (Alfonso Candón), Cádiz (Teófila Martínez), Jerez (María José García Pelayo) y San Fernando (José Loaiza). Por estar, y para que no faltara de nada, estaba hasta Enrique Moresco, que a uno se le antoja más ex que todos los ex anteriores, pues ni siquiera ha gozado del paraguas de las listas congresuales o senatoriales y el exismo es condición que se acrecienta con los años y el aumento de personas que van ocupando el que un día fuera puesto detentado.

El PP llegó a acaparar un enorme poder municipal en la zona pero las urnas, junto a la animadversión que inspira en parte del arco ideológico, han provocado que el peperismo afronte una de sus situaciones más difíciles, pese a alzarse como la sigla más votada en varias localidades (en política, el poder es el único consuelo).

La intensidad de la corrupción y el retroceso electoral han minado la expresión de los militantes, atónitos y desconcertados ante el bloqueo negociador que vive el Congreso (aunque esta última sensación es trasladable a otras hinchadas) y el creciente rechazo que suscitan en Ciudadanos, de modo que bien hace el aparato del PP en convocar estas iniciativas, que tendrán mayor éxito cuanto más las conformen quienes se encuentran en la base, personas cuyo esfuerzo casi nunca resulta suficientemente reconocido.


Dura labor le queda por delante a Juan Manuel Moreno, cuyas posibilidades electorales en Andalucía aumentarán conforme la dirección nacional se avenga a retirar de una vez de cualquier candidatura a gente como Celia Villalobos, máxima exponente del Candy Crushismo político: quizá algún día un concienzudo espeleólogo sea capaz de encontrar la aportación positiva que esta mujer otorga a esa sigla a la que tanto debe.

Francisco Lambea
Diario de Cádiz
13 de Marzo de 2016