La donación de 320 millones de euros realizada por el
empresario Amancio Ortega para la renovación de equipos de diagnóstico y
tratamiento del cáncer ha sido rechazada por algunas entidades, que argumentan,
entre otros aspectos, la conveniencia de implantar una fiscalidad progresiva
que distribuya recursos priorizando la sanidad pública.
Residimos en un país que algunos hacen tan extremo que hay
quien piensa que aceptar y agradecer una ayuda privada necesaria, destinada a
salvar la vida de muchas personas, resulta incompatible con defender un sistema
público de salud.
Tina Fuertes, una portuense aquejada de cáncer, ha hecho
viral un vídeo en el que expresa razonamientos tan sensatos como que los enfermos
luchan contra el tiempo o que la acción solidaria de Amancio Ortega lleva la
esperanza a quienes sufren estas patologías. Fuertes, que ha emprendido una
recogida de firmas en change.org para aplaudir la postura del magnate, se
manifiesta “totalmente a favor de la sanidad pública” y solicita a los críticos
con la citada entrega dineraria que dejen que auxilien a los pacientes. Hay una
frase que resume a la perfección una de las nociones que quiero trasladar en
esta columna: “La ideología tiene que estar por debajo de la vida”. Resulta tan
sencillo que sorprende que algunos, en su desaforado sectarismo, no se hayan
dado cuenta.
El debate sobre la fiscalidad de las grandes fortunas siempre
está abierto, más aún en tiempos de crisis como los actuales (seguimos bajo los
efectos de una severa crisis aunque el Gobierno lo niegue) pero no es el único
al caso. También resulta legítimo inaugurar otros, como el tipo de actividad
empresarial que existiría a partir de ciertas tributaciones, qué cantidades, en
la medida de sus circunstancias, destinan para luchar contra el cáncer quienes
se oponen a la donación de Ortega, qué derechos se atribuyen para pontificar
sobre el evidente riesgo que atraviesan las existencias ajenas o cuál sería su
actitud si les ofrecieran el empleo de uno de los instrumentos regalados por el
empresario en el caso de encontrarse ellos mismos directamente concernidos.
Francisco Lambea
Diario de Cádiz
18 de Junio de 2017