jueves, 20 de enero de 2011

EL DON DE LA CURIOSIDAD

La entrega del Tresantié de Plata a Rafael Esteban Poullet, Faelo, por parte de la asociación cultural Razzia Artis viene a reconocer la brillante relación que este portuense mantiene con la cultura (o quizá la que la cultura mantiene con él) desde el despertar de sus ojos en el domicilio familiar de la calle Virgen de los Milagros.
Poeta, novelista, pintor, director de cine, arqueólogo… Faelo es un hombre del Renacimiento en pleno siglo XXI, una mente preclara del XVI en estos tiempos de tecnológica incertidumbre. En mi presentación del acto, la pasada semana en el Auditorio Municipal, tuve oportunidad de decir, entre otras cosas, que Faelo constituye una Fundación en sí misma, una institución andante por todos los caminos, como corresponde a quien, abominando de los nacionalismos, gusta de definirse ciudadano del mundo, de tener en la cultura su único territorio, su patria reconocible sin fronteras.
Como todos aquellos que han dedicado sus afanes a diversas materias, el espíritu poliédrico de Faelo nace de un concepto fundamental en el ser humano, tantas veces diferenciador de otras biologías: el de la curiosidad. Uno es lo que sabe… y también lo que quiere aprender.
El Faelo que recibió el Tresantié de Plata, una distinción con la que Razzia Artis (plausible colectivo merecedor de todo tipo de apoyos) galardona una trayectoria, es un hombre de mirada inquieta y gesto plácido, amante de la conversación, afable como pocos, un analista perpetuo consciente de que la cultura no supone sólo una acumulación más o menos extensa de conocimientos, sino una postura ante la existencia, la actitud de indagar la luz de cada instante, de concebir la creación como el más puro oxígeno. Fue ese convencimiento el que le llevó a proclamar, después de recibir el premio de manos de Pilar García, viuda de Alonso Santiago, homenajeado en la edición anterior, que no se arrepentía de nada.
Sus palabras adquirieron un eco especial en las bóvedas dieciochescas del Auditorio, aunque se pronunciaban bajo el acorde de la más excelsa de las cajas de resonancia: la de la sinceridad.
Francisco Lambea
Diario de Cádiz
20 de Enero de 2011

jueves, 6 de enero de 2011

INQUIETUD Y ESPERANZA

El cambio de año se adorna de señales que invitan más a la inquietud que a la esperanza, aunque volvemos a invocar la ilusión, ese supremo regalo de los Reyes Magos, a buscar la dulzura en las burbujas del champán: quizá sea preferible acometer el riesgo de equivocarse insistentemente que asumir el sinsabor de perder la fe en la condición humana.
La crisis económica, ese picudo rojo social, guarda también, en su tremenda realidad, una parte sicológica que habrá que espantar en lo posible. Entre tanta injusticia como conlleva la frialdad hierática de los números, y entre tanto absurdo con el que nos sorprende el devenir doméstico, destaca algún punto aislado de cordura: el gobierno pone en marcha una ley antitabaco cuyas normas cumplen con la suprema obligación de todo poder público, algo tan elemental como proteger la salud (que es igual que decir la vida) de los ciudadanos.
La luz se encarece, como corresponde a este periodo de sombras, mientras el horizonte prosigue llenándose de tercos molinos eólicos que, en la noche, semejan fantasmales árboles navideños y que, por lo visto, carecen de impacto medioambiental, ese concepto cuya relatividad se cifra en el origen público o privado de la iniciativa. Aumenta también el coste del butano, su tipismo de bombona al hombro: el tiempo se conforma en una sucesión de crecientes IPCS. Hay productos cuyo incremento de tarifa es tan natural como un 1 de Enero frente a los saltos de esquí de Garmisch – Partenkirchen o la interpretación de la marcha Radetzky por la Orquesta Filarmónica de Viena, mientras el realizador de la ORF se recrea con los palmoteos aristocráticos y los floripondios italianos de la Musikverein. Por subir, sube hasta la edad de jubilación.
2011 nos trae también las elecciones municipales. Aquí, en El Puerto de Santa María, una ciudad que sigue lejos de su auténtico potencial, acomplejada, herida por su consuetudinario cainismo, vislumbro una campaña más tensa de lo que algunos pronostican, una abstención de tristes dimensiones y un ejecutivo que dependerá, de nuevo, de los pactos.
Francisco Lambea
Diario de Cádiz
6 de Enero de 2011