domingo, 24 de junio de 2012

EL PUERTO Y ESPAÑA

El centenario del nacimiento de Manolo Prieto, el portuense autor del toro de Osborne, una figura que muchas personas interiorizan como símbolo de España, ha recordado la trayectoria de uno de los grandes publicistas y medallistas nacionales del siglo XX.

La visita efectuada el sábado de la pasada semana a la que será Casa Museo del artista, en una parte del Palacio de Purullena, permitió conocer el inmueble que acogerá la exposición permanente de su obra, aunque los paseos por el edificio se hicieran con el sinsabor de que tan significativa fecha no coincidiera con la apertura del equipamiento.

Los tiempos difíciles que atravesamos invitan a la imaginación y la colaboración. Ayuda es lo que solicitan los descendientes del gran dibujante portuense para que la donación de su padre tenga el lugar que corresponde, ayuda tanto de las instituciones públicas como de entidades privadas y ciudadanos particulares.

Es seguro que los visitantes que se acercan a conocernos disfrutarían de una obra como la de Manolo Prieto y que más de uno se sorprendería de saber que ese toro, que, según bromeaba su hijo, habría desplazado al propio escudo de la bandera si no se hubiesen tomado medidas, fue pergeñado por un portuense, un creador que, allá por 1956, pensó que el diseño del astado era la mejor forma de aumentar el consumo del brandy Veterano.

El toro perfilado por Manolo Prieto constituye una cátedra entera sobre Publicidad, pese a que su virtuoso inventor expresara alguna vez su decepción porque su negrura proyectara su sombra sobre el conjunto de un legado que requería mayor detenimiento. Justo es que la ciudad que vio nacer al artista, una luminosa mañana de junio en la calle Durango, consiga mantener una Fundación que ensolere también su memoria, uniendo su esfuerzo al del centenar de toros que observan el horizonte firmemente anclados en una tierra que, para tantos, ellos mismos representan.

Tras una vida de encadenadas dificultades, Manolo Prieto, el hombre que vendió su bicicleta para adquirir colores con los que poder pintar, merece que El Puerto de Santa María allane el camino de su perpetuo homenaje.

Francisco Lambea
Diario de Cádiz
24 de Junio de 2012

domingo, 10 de junio de 2012

EL AGRADO DE BUSCAR

Decía Borges que hay que buscar por el agrado de buscar, no por el de encontrar. He recordado estos días la frase del escritor argentino reflexionando sobre la persona de Rafael Esteban Poullet, Faelo, un portuense que nos dejó para sumergirse en el reino de las auténticas luces.

Mi conversación más extensa con Faelo (hay personas cuya singularidad solo requiere de un nombre) tuvo lugar a principios del pasado año, con motivo del Tresantié de Plata que le concedía la asociación Razzia Artis. El colectivo me propuso presentar el acto y compartí un café en Milord con el polifacético artista. En aquella charla, Faelo me confirmó la imagen que de él ya presagiaba, la de una persona profundamente enamorada de la cultura, en todas sus vertientes, menos apegada a lo material de lo que suele ocurrir en estos tiempos, la de un sabio o humanista al que el azar quizá jugó la mala pasada de depositarlo lejano a aquella época clásica que tanto le inspirara.

Faelo me refirió entonces aspectos de su biografía, denotando un carácter en cuya descripción vienen coincidiendo quienes han hablado o escrito sobre él tras su fallecimiento. Inmerso en una eterna indagación existencial, Faelo no tenía ni tiempo ni ganas de imbuirse en esas trifulcas de vanidades, tan pomposas como ridículas, que suelen asaltar el mundo de los creadores, en el que las filias y fobias se despiertan y desvanecen por motivos absurdos tantas veces, casi siempre emanados de la simple egolatría.

A los columnistas, de cuando en cuando, nos asaltan los obituarios por el camino, y los escribimos, o nos escriben, entre la tristeza resignada y la sufrida rebeldía que nace de la impotencia.

Dolorosamente ahora, el poema de Faelo “Cremación”, del libro “El lecho pródigo” (EH Editores) adquiere su connotación más fúnebre: “¡Oh, mi hermoso lecho mortuorio! / ¡Cómo arde su rico maderamen! / ¡Cómo perfuma el aire su fuego enamorado! / ¡Morir, dormir, tal vez amar…!”

Te recordaremos desde la esperanza de un futuro gozoso para la mirada, especulando sobre si el reino de las auténticas luces habrá derrotado tu curiosidad perenne.


Francisco Lambea
Diario de Cádiz
10 de Junio de 2012

viernes, 1 de junio de 2012

PRESENTACIÓN DE UNA EL PUERTO (31 DE MAYO DE 2012)




El equipo de Una El Puerto en Bodegas El Cortijo.