El nuevo gobierno, surgido del acuerdo entre PSOE, Levantemos
El Puerto e IU, nos permitirá, como todos aquellos ejecutivos que quieren
imprimir un carácter marcadamente social a su actuación, saber en qué medida
son no ya legalmente posibles sino factualmente realizables las iniciativas
plasmadas en los programas electorales.
La apuesta emprendida contra la semiprivatización de Apemsa y
a favor de que la Plaza de Toros y Pozos Dulces se queden como están, sin
horadador aparcamiento subterráneo, ha mostrado su rédito para quienes se han
alzado con el poder. Ejecutar ambas promesas supone un coste para las arcas
municipales, con el consiguiente quebranto en la disposición de fondos para
emprender otras medidas ante una crisis que genera tanta injusticia y dolor,
pero un paso atrás en estas reivindicaciones sería difícilmente entendible por
los votantes de izquierda.
El nuevo ejecutivo ha creado inusitada expectación: el hecho
de que la alcaldía y la orientación ideológica hayan cambiado de signo, que el
equipo de gobierno lo integren hasta tres formaciones y que una de ellas,
Levantemos El Puerto, se estrene en el Consistorio, suponen factores generadores de sentimientos que van desde la
ilusión hasta la inquietud, pasando por la simple curiosidad. El alcalde, David
de la Encina, tiene ante sí el difícil reto de mejorar una ciudad que sufre
carencias objetivas y el subjetivo pesimismo existencial de no pocos de sus
moradores, y de hacerlo en un contexto, el de un triple acuerdo, nada sencillo
para ninguno de los socios de gobierno. Los populares, a su vez, se enfrentan a
la necesidad de saber adecuarse a su nuevo papel opositor, circunstancia que
les obliga, por ejemplo, a mayor locuacidad que la mostrada el viernes en el
pleno de organización.
Por lo demás lo deseable es que el mandato transcurra en un
marco en el que todos los partidos políticos puedan defender sus ideas sin que
se produzcan espectáculos antidemocráticos como los sufridos en la sesión de
investidura por PP, Ciudadanos y PA merced al comportamiento de una pequeña
parte del público asistente al Teatro Muñoz Seca, cuya actuación fue más lesiva
que beneficiosa para la imagen del tripartito.
Francisco Lambea
Diario de Cádiz
21 de Junio de 2015