domingo, 21 de junio de 2015

LA FRONTERA DE LA REALIDAD


El nuevo gobierno, surgido del acuerdo entre PSOE, Levantemos El Puerto e IU, nos permitirá, como todos aquellos ejecutivos que quieren imprimir un carácter marcadamente social a su actuación, saber en qué medida son no ya legalmente posibles sino factualmente realizables las iniciativas plasmadas en los programas electorales.

La apuesta emprendida contra la semiprivatización de Apemsa y a favor de que la Plaza de Toros y Pozos Dulces se queden como están, sin horadador aparcamiento subterráneo, ha mostrado su rédito para quienes se han alzado con el poder. Ejecutar ambas promesas supone un coste para las arcas municipales, con el consiguiente quebranto en la disposición de fondos para emprender otras medidas ante una crisis que genera tanta injusticia y dolor, pero un paso atrás en estas reivindicaciones sería difícilmente entendible por los votantes de izquierda.

El nuevo ejecutivo ha creado inusitada expectación: el hecho de que la alcaldía y la orientación ideológica hayan cambiado de signo, que el equipo de gobierno lo integren hasta tres formaciones y que una de ellas, Levantemos El Puerto, se estrene en el Consistorio, suponen factores  generadores de sentimientos que van desde la ilusión hasta la inquietud, pasando por la simple curiosidad. El alcalde, David de la Encina, tiene ante sí el difícil reto de mejorar una ciudad que sufre carencias objetivas y el subjetivo pesimismo existencial de no pocos de sus moradores, y de hacerlo en un contexto, el de un triple acuerdo, nada sencillo para ninguno de los socios de gobierno. Los populares, a su vez, se enfrentan a la necesidad de saber adecuarse a su nuevo papel opositor, circunstancia que les obliga, por ejemplo, a mayor locuacidad que la mostrada el viernes en el pleno de organización.


Por lo demás lo deseable es que el mandato transcurra en un marco en el que todos los partidos políticos puedan defender sus ideas sin que se produzcan espectáculos antidemocráticos como los sufridos en la sesión de investidura por PP, Ciudadanos y PA merced al comportamiento de una pequeña parte del público asistente al Teatro Muñoz Seca, cuya actuación fue más lesiva que beneficiosa para la imagen del tripartito.

Francisco Lambea
Diario de Cádiz
21 de Junio de 2015

domingo, 7 de junio de 2015

EL THRILLER CONSISTORIAL


Un fantasma recorre El Puerto: el fantasma del tripartito. Desde la noche del pasado 24 de mayo no se habla de otro tema en la Casa Consistorial; hasta cuando se producen menciones a la meteorología, a los días de asuntos propios enlazados, a las ausencias de manifestantes en la Plaza, es del tripartito (o del no tripartito, que a efectos conversacionales viene a ser lo mismo) de lo que se dialoga.

Los 25 futuros concejales se dividen en dos bandos: los que se preguntan por qué (12) y los que se preguntan y ahora qué (13). Los primeros (PP, Ciudadanos y PA) son los que se sienten heridos por la voluntad popular, quienes, lo reconozcan públicamente o no, entienden injusto el veredicto de las urnas; los segundos (PSOE, Levantemos e IU) son los que se plantean cómo poner en práctica ese veredicto para su beneficio programático.

Los presuntos tripartiteros pertenecen, a su vez, a tres grupos: los socialistas, tripartiteros sin remordimientos, dispuestos al liderazgo tridentil, IU, tripartitero que comenzó refrenando un deseo que ha terminado por confesar, y Levantemos, hipotéticos tripartiteros situados en la coyuntura de tripartitar plenamente con el PSOE, semitripartitar votando la investidura de David de la Encina pero sin firmar un acuerdo de gobierno o, teoría menos probable, no tripartitar permitiendo un ejecutivo en minoría de un PP al que el pasado miércoles se le atragantó la ruptura de disciplina de voto de la réproba Leocadia Benavente.

Van los días llenándose de reuniones, anunciadas o clandestinas. Incluso hemos llegado a un punto teológico que confirma la existencia de la resurrección: no hay más que ver el retorno a la sede de Ximénez de Sandoval de algunas viejas glorias del PSOE.

Los cuatro concejales de Levantemos serán los que decidan si El Puerto tiene un alcalde de izquierdas o si gobierna un PP condenado a la no tripartitación. El número 1 de la emergente formación, José Antonio Oliva, suele decir que antes de las elecciones había quienes se referían a ellos como “los tontos de las pancartas”. Reza un proverbio chino: nunca desprecies a “los tontos de las pancartas”, pueden llegar a ser llave de gobierno.

Francisco Lambea
Diario de Cádiz
7 de Junio de 2015