domingo, 26 de mayo de 2013

EL AIRE DE LA JUSTICIA NATURAL


La inauguración el viernes del Complejo Residencial para Personas con Discapacidad Luis Benvenuty Morales, en El Juncal, constituye una de las escasas alegrías que nos concede este tiempo de tribulación, como si el propio paso de los días quisiera descansar, de cuando en cuando, de tanta insistencia en el destrozo, establecer un paréntesis para la esperanza. 

Varios de los intervinientes en la puesta de largo del centro subrayaron en sus discursos la conveniencia de que los recortes no afecten a la atención a las personas con discapacidad, quienes, obviamente, carecen de culpa alguna en la crisis económica que nos asola y son, por otra parte, los más vulnerables ante situaciones adversas, quienes guardan menor posibilidad de reacción. 

El aire que se respiraba en las dependencias del complejo en el transcurso de un paseo multitudinario tan poco habitual en unos años en los que nada positivo parece ver la luz era el de un oxígeno cargado de solidaridad, de esa justicia natural tan obvia que proviene de atender a quien goza de todo el derecho a ello. 

Quienes discurrían por la dotación lo hacían con el regocijo de comprobar que, en contraposición a infraestructuras faraónicas o innecesarias, la sociedad es capaz también de erigir servicios tan lógicos como el Complejo Luis Benvenuty, cuyo nombre homenajea a una persona que tanto y tan bien ha trabajado en favor de quienes tienen alguna discapacidad, emprendiendo su labor desde una humildad que acrecienta el compromiso, siempre acompañado por la eficacia en la gestión. 

Las sociedades son más civilizadas cuanto mayor es su sensibilidad para las personas que más la requieren. No todos los factores de progreso descansan en el aumento del PIB, no todo debe confiarse a la dictadura de la macroeconomía: la progresividad fiscal (paga más quien más tiene) alcanza su sentido cuando se transforma en progresividad social (recibe más quien más lo necesita) y es la propia sociedad civil la que debe vigilar escrupulosamente la atención de los poderes públicos para con las personas discapacitadas.

Francisco Lambea
Diario de Cádiz
26 de Mayo de 2013

domingo, 12 de mayo de 2013

CÍRCULOS DE LA HISTORIA


El vigésimo aniversario del hermanamiento de El Puerto de Santa María y La Güera ha suscitado en mí las lógicas reflexiones derivadas de quien tiende la vista atrás, buscando un horizonte ya imposible, y recuerda haber vivido lo que, mucho tiempo después, se conmemora. 

A uno le van haciendo mayor los alcaldes y ediles que vienen y van, los cargos de confianza que asoman y desaparecen, las réplicas y contrarréplicas plenarias, las zonas de estacionamiento antes incoloras y ya naranjas, las empresas municipales erigidas donde antes nada hubiera, sus cambios de objeto social, los innúmeros pregones, las aperturas, cerramientos y aperturas de las calles del centro a los moteros, las comisiones de seguimiento del PGOU, las portadas de feria prebiznágicas, la eterna espera del Ayuntamiento de Peral, los dirigentes vecinales que dejan de remitir comunicados para concederse al noble oficio del paseo, las vías peatonalizadas mientras no se demuestre lo contrario, los nombres, normalmente traídos por los pelos, con los que acostumbran a bautizarse las vías de los polígonos industriales… y hasta los hermanamientos. 

Una de las peores cosas que puede pasarle a alguien consiste en la pérdida de la capacidad de sorpresa. El periodismo resulta una práctica dolorosa en dicho sentido, pues con frecuencia conduce al tenebroso camino del escepticismo: nada más demoledor para la virginidad de un espíritu y para la creencia en la bondad natural del ser humano que el ver cómo alcaldes anteriores, otrora asediados por un ejército de pelotas, caminan ahora libres de asedio alguno, adornados por la indiferencia, cuando no el directo desdén, de quienes fueran bendecidos por sus decisiones, presos de prematuro alzheimer para el agradecimiento, que no para la percepción de nóminas y pensiones. 

Esperemos, al menos, que la historia deje de mostrarse tan herméticamente circular y dentro de veinte años los saharauis hayan mejorado notablemente sus condiciones de vida, liberándose de Marruecos, esa dictadura ante la que se suele mirar hacia otro lado.

Francisco Lambea
Diario de Cádiz
12 de Mayo de 2013