sábado, 22 de agosto de 2009

PRESENTACIÓN DE "ESTAMPAS FAMILIARES" EN LA FUNDACIÓN ALBERTI ( 5 DE JUNIO DE 2.009 )

El escritor Mariano Rivera diserta sobre "Estampas familiares" ante la mirada de la Presidenta de la Fundación Alberti, María Asunción Mateo y la mía


La Presidenta de la Fundación Alberti, María Asunción Mateo y el escritor Mariano Rivera sonríen ante unos comentarios sobre el libro


Con María Asunción Mateo y Mariano Rivera




Victoria y Javier disfrutaron de la presentación
Un momento de mi intervención

De izquierda a derecha, el técnico de EH Editores, Paco Carrasco, el autor, la presidenta de la Fundación, María Asunción Mateo y el presentador Mariano Rivera


Escribiendo una dedicatoria a Antonio Muñoz Cuenca



El encuentro con los lectores es uno de los momentos más agradables


Con Olga Pérez, abogada y compañera en su día de afanes periodísticos
Firmando ejemplares del libro

La paloma albertiana protegiendo a los niños






Ana y Javier jugueteando en la Fundación





jueves, 20 de agosto de 2009

RAPHAEL

Refiriéndome a la Pantoja escribía hace dos semanas que, en contraposición a esa caterva de petimetres que incrustan una “de”, una “y” o un guión entre su padre y su madre, buscando adornarse de presuntos méritos genealógicos a falta de propios, sólo a los grandes les es dada la identificación mediante artículo y apellido; pero existe un escalón superior, aún más lindante con la gloria, el que habitan aquellos a quienes les basta con el solo nombre: Raphael es uno de ellos. La crisis económica nos ha dejado sin la actuación del cantante, que el martes tenía previsto deleitar a los asistentes a su concierto en la Plaza de Toros, en el marco de una gira con la que conmemora sus 50 años en los escenarios (y los escenarios celebran también, de alguna manera, su medio siglo). Raphael forma parte de la memoria fónica de las últimas décadas y su voz es tal que a menudo pareciera que él canta y muchos otros se dedican a otras cosas vecinas.
La calidad artística de esta garganta universal se sitúa por encima de muchos factores, pese a lo cual las mezquindades humanas provocaron que tuviese que esperar hasta 2.007 para recibir la Medalla de Andalucía, toda vez que el hombre cometió el pecado de ser más bien de derechas, algo que el PSOE no acostumbra a perdonar (el PP lo exonera menos todavía, que para despreciar a los suyos en los mundos del arte y la comunicación el partido de Rajoy se las pinta solo). Por fortuna, alguien decidió dejar de hacer el ridículo y, de paso, no desprestigiar el galardón por ese impresentable sectarismo que acostumbra a revestir a los mediocres.
El número de discos de oro acumulados por Raphael (350) y de platino (50) es tan grande que con objeto de distinguirle se creó el de uranio y aún faltarían elementos en nuestro sistema solar para hacer justicia a un artista por cuya interpretación los sentimientos se muestran más vívidos y profundos y que la ciudad, por un mal guiño de los ciclos financieros, no ha tenido la suerte de acoger: allá donde cante la bóveda celeste será la caja de resonancia de una estrella inmarchitable.
Francisco Lambea
Diario de Cádiz
20 de Agosto de 2.009

jueves, 6 de agosto de 2009

LA PANTOJA

El éxito acumulado en todos estos años por Isabel Pantoja, que el martes actuaba en la Plaza de Toros, no reside únicamente en sus innegables cualidades fónicas, en la calidad de muchas de las composiciones que interpreta (espléndido el trabajo de Perales en “Marinero de luces”), en su esencia ontológica de artista, condición que se muestra en cualquier momento de la vida y no sólo en la estricta pasarela de un escenario: el trágico final de su marido en Pozoblanco, la valentía con la que Paquirri afrontaba los primeros saludos de la muerte, forman parte de la memoria visual de una generación, en un país, entonces más folclórico que ahora, que siempre ha gustado de unir trajes de luces con batas de cola y que metaforizó su dolor hondo de mujer elevándolo a la augusta categoría de viuda de España. Fue entonces cuando la Pantoja (sólo a los grandes les es dada la identificación por artículo y apellido, los pretenciosos tienden a engañarse incrustando un “de” o una “y” con calzador) se transformó en distintivo racial.
Después, la nación evolucionó, nos hicimos europeos, los descamisados de Guerra se acostumbraron a la gomina, todo se convirtió en carne de franquicia y la relajación moral causada por dejar de ser la reserva espiritual de Occidente se alió con unos medios de comunicación más maduros y una justicia más eficaz para descubrirnos la corrupción que tantas veces se abraza al urbanismo. La relación sentimental de la tonadillera con Julián Muñoz la hizo aparecer en otro de esos flashes que, de algún modo, simbolizan el paso del tiempo, en un icono que nacía dos décadas después.
La realidad es compleja y susceptible de múltiples interpretaciones: en España, territorio que Moratinos parece desconocer pero cuyas curvas ya ondean en las crónicas meteorológicas de la televisión autonómica vasca, un país profundamente machista y consagrado al himeneo, una viuda es siempre una viuda y un icono fotográfico un icono fotográfico, pero los asistentes al concierto del martes pudieron disfrutar también de una cantante que, aun suscitando menor expectación que en otras épocas, sigue siendo singular.
Francisco Lambea
Diario de Cádiz
6 de Agosto de 2.009