domingo, 18 de agosto de 2013

UN RENACER VERANIEGO



La agenda del ocio en El Puerto de Santa María experimenta este verano sus particulares brotes verdes con una proliferación de eventos que han permitido y permiten aumentar la oferta para oriundos y visitantes. Entre las actividades pueden citarse el concierto de Siempre Así (esto es, Siempre de Derechas), con su música buenrollista y su espíritu positivo frente a cualquier adversidad terrena, el ciclo de Museaciones, que ha acogido diversas conferencias, las innúmeras exposiciones figurativas (nunca se ha pintado tanto), el concierto de Miguel Poveda, las representaciones del Festival de Comedias o la Pontifical, una procesión que congregó a todas las imágenes marianas para devoción de los creyentes y curiosidad de quienes no lo son. La Academia de Bellas Artes Santa Cecilia y entidades como el Club Las Redes o Razzia Artis han sumado sus iniciativas al estío.


Tiene uno recuerdos de eventos que poblaban el calendario otros años (la Feria de Antigüedades en el Monasterio de la Victoria, por ejemplo, las charlas en Vistahermosa o un número mayor de regatas), pero lo destacable es que la ciudad está viviendo un cierto resurgir en el ámbito del ocio, un fruto que viene tanto del esfuerzo público como del privado, conscientes ambos de la importancia de la cultura y de su capacidad de atracción, virtud aún más necesaria en unos tiempos de crisis en los que cuesta sacar a las personas a la calle.


Todavía restan por desarrollarse varios eventos. El disfrute de algunos, es verdad, obliga al desembolso pecuniario en momentos económicamente  difíciles, pero no todo puede ser gratis y también se cuenta con una oferta gratuita.



Da la sensación de que el mes de Agosto ha resarcido al sector hotelero de  un Julio algo más flojo de lo esperado, al que no ayudaron las levanteras y unos grados de menos en el termómetro. Confiemos en que la ciudad vaya aumentando una capacidad de atracción turística que resulta obvia, pese a que los nativos siempre nos fijemos en aspectos mejorables, hasta el punto, en nuestro celo, de no valorar lo suficiente algunos elementos que sí son muy ensalzados por quienes llegan del exterior.

Francisco Lambea
Diario de Cádiz
18 de Agosto de 2013



domingo, 4 de agosto de 2013

EN EL FRAGOR DEL VERANO


A veces el presente no permite otra solución que la de meter la cabeza en el vientre de una ola y perder después la mirada en los senos del horizonte, confiando en que la marea se torne, alguna vez, favorable. Habitantes de un país sumido en una crisis institucional sin precedentes, que no respeta estamento alguno y que siempre guarda obscenas sorpresas por desvelar, muchos españoles se dirigen a las playas en un último acto de fe laica: perdida la confianza en los representantes de la cosa pública, cada vez más cosa y menos pública, resta encomendarse a que el sol muestre su acostumbrada fiereza agosteña y las aguas se apiaden de los cuerpos que buscan asilo político en las arenas.

Puede que la prima de riesgo o los datos del paro nos reserven un postrer disgusto, una estadística esclava de empeoramiento sin fin en la que las víctimas aparezcan como presuntos culpables, pero, por si acaso, hay que conjurar las previsiones del Fondo Monetario Internacional, ese acrónimo que aconseja reducciones salariales a todo el mundo menos a sí mismo, hundiendo la navaja en la copiosidad roja de la sandía y elevando la cerveza a la cúspide del gaznate.

Nuestra sicología gusta de hacerse dionisíaca en verano, esa época del año que tendemos a revestir de frivolidad, en todas sus vertientes. Pero la estación ya no es la que era cuando hasta el presidente del gobierno se ve forzado a comparecer para explicar, o intentar explicar, lo que tendría que haber explicado, o intentado explicar, por voluntad propia, sin presiones, ya no es la que era cuando hasta su advenimiento coincide con la aprobación, solo inicial, de los presupuestos municipales, un documento que en El Puerto de Santa María adquiere validez cuando las hojas empiezan a presagiar las ocres sacudidas del otoño.

Si será cierto que el verano no es lo que era que hasta, lejana ya la anarquía automovilística de pasados años, ahora hay que pagar por aparcar el vehículo cerca de las playas de Valdelagrana y Las Redes, una práctica de la que únicamente parece felicitarse el cochecito anunciador del nuevo impuesto.

Francisco Lambea
Diario de Cádiz
4 de Agosto de 2013