domingo, 25 de octubre de 2015

FOTOGRAFÍA POLÍTICA


Cinco meses después de las elecciones municipales el álbum fotográfico consistorial empieza a ofrecer algunos revelados.

Por lo que respecta al ejecutivo el alcalde, David de la Encina, está teniendo la destreza de mostrar un tripartito bastante unido para su realidad numérica y conformación ideológica, que sabe dirimir sus diferencias internamente. María José Marín, que fuera número 4 de Levantemos El Puerto en los comicios, ejerce mediáticamente de número 1, cada vez más a gusto en un papel que con mayor agrado aún le ha cedido José Antonio Oliva. En IU Antonio Fernández se mantiene como un personaje imprescindible para el equilibrio trifásico: Fernández supone en el pacto lo que en electricidad un interruptor automático, la pieza que protege de cortocircuitos toda la instalación.

En el bando opositor toca subrayar que la tipología a la que responde Carlos Coronado resulta desconocida para los portuenses: quien le ubique correctamente (¿no adscrito?, ¿mixto?) lo hará más guiado por la fortuna que por el conocimiento jurídico. En Ciudadanos Javier del Cuvillo ejerce su papel de joven promesa a la que aún se le exige poco, en plena estética riverista de permanente espera, contrastando con su correligionaria Silvia Gómez: la edil más veterana exhala un sentimiento de estar de vuelta del que ella es plenamente consciente y que regala sin disimulo (el paso de los sucesivos mandatos en quien conoce el gobierno y la oposición le ha otorgado esa frescura dialéctica que adorna a quienes cada vez tienen menos que perder).


Especial agitación se observa en los populares, sobre todo en el ex alcalde, Alfonso Candón: todavía no se acaba de creer su salida del cargo y cada vez anda más cerca, por mor del achique de espacios, de despedirse del Congreso de los Diputados (Candón fue número 5 en 2011, salió por los pelos en la mayor oleada pepera que se recuerda y sólo mantendría el acta si se encaramase en los dos o tres primeros puestos, un privilegio que no parece vaya a otorgar el partido a quien desasió el bastón de mando). Tras la modorra veraniega los populares han pasado a instalarse en el modo oposición, lo que les corresponde y conviene. 

Francisco Lambea
Diario de Cádiz
25 de Octubre de 2015

domingo, 11 de octubre de 2015

LIANAS PARA EL MONO


La ciudad de los cien palacios se ha transformado tres días, los que dura el fin de semana, en la de los doscientos monos. Silenciosamente, gracias al trabajo eficaz desarrollado por Tali Carreto y los hermanos César y Jesús Guisado, el Monkey Week, que cumple su séptima edición con 196 conciertos, ha ido ganando peso en nuestro calendario cultural, turístico y económico. Lo que hace unos años se observaba como una anárquica reunión de frikis musicales que paseaban su bohemia melenuda hoy se contempla como una cita artística que a cualquier ciudad le gustaría acoger.

La labor de los organizadores ha ido sembrando frutos y el mono cada vez se enseñorea más de las calles, feliz de cambiar las barras de una jaula por las de un pentagrama y de convertir El Puerto en su particular selva. El hecho de que el Monkey se haya situado fuera del debate político es beneficioso para el éxito del certamen, así como el acierto demostrado por los responsables públicos que patrocinan el evento dejando trabajar a quienes saben, en lugar de malmeter y entorpecer, como ocurre con más frecuencia de la deseable en otros casos (cada vez que coincido con Tali Carreto en los días inmediatamente siguientes a cada edición se me antoja que sufre depresión postparto y no me extraña. Si la administración tuviera que desarrollar el volumen de trabajo que encaran estos tres profesionales habría formado un Consorcio).

Otra de las ventajas del Monkey es el momento del año en que acaece, pues se convierte en una de las grandes armas contra la desestacionalización, esa palabra que casi todos los responsables políticos se empeñan en pronunciar, sin que casi ninguno alcance el término sin trabucarse (valga como atenuante su ausencia del diccionario de la RAE, aspecto que debiera solventarse en un cónclave de éstos).


Desde aquí mis sinceros deseos de que el mono siga encontrando sucesivas lianas en su camino, que sus manos topen con un escenario al final de cada salto. Y quede aquí mi reconocimiento a quienes se curran la monada, un aplauso que debe llegar también desde la sociedad portuense: el turismo es lo que pasa mientras diseñamos el logotipo.

Francisco Lambea
Diario de Cádiz
11 de Octubre de 2015