sábado, 29 de diciembre de 2012
LA ARBOLEDA ETERNA
Los actos organizados con motivo del 110 aniversario del nacimiento de Rafael Alberti pasaron con la discreción propia de estos tiempos, en los que todo aquello que tiene que ver con la cultura atraviesa la sociedad y el interés de los medios de comunicación bajo la pátina de un cierto sentimiento de culpa, de modo que aquellos que otrora eran observados como exquisitos diletantes son ya tildados de imperdonables frívolos, excéntricos seres ensimismados en su torre de cristal, ajenos a un mundo que se derrumba en torno.
La profunda crisis económica que padecemos se ha aliado en El Puerto con la idiosincrasia oriunda y su natural tendencia a la autofagocitación, patología que aquí encuentra innúmeras variantes.
La ciudad sigue contando con una Fundación que constituye un magnífico edificio y con el privilegio de ser la cuna de uno de los escritores españoles más importantes del siglo anterior, pero aquí moramos en la paradoja de que quienes ahora se quejan por la presunta falta de glamour de los fastos albertianos son los mismos que tampoco se molestaban en aplaudir las visitas de José Saramago, Antonio Gala, Juan Manuel de Prada o María Dolores Pradera (de hecho, ni siquiera iban), los mismos que nunca se detienen a conocer el legado de Alberti, refugiados en la simpleza de los tópicos.
A estas alturas, por ejemplo, El Puerto sigue sin reconocer oficialmente la figura de María Asunción Mateo, gracias a cuyos desvelos la Fundación es hoy, arquitectónica y dotacionalmente, lo que es, una institución que en cualquier otro enclave que no fuera éste recibiría mucho más apoyo de las distintas administraciones.
Confiemos, al menos, en que pronto Seix Barral publique los dos tomos pendientes de las obras completas, cuyos estudios críticos vienen siendo muy recomendables. Al cabo, habrá que consolarse con que lo fundamental de un escritor, que es su trabajo, pueda disfrutarse, por ejemplo, en el sello de esta compilación genérica. Por fortuna, el papel sigue siendo uno de los soportes que, pese a su frágil apariencia, mejor garantiza la perpetuidad del talento, una arboleda cuyas hojas eternamente se renuevan.
Francisco Lambea
Diario de Cádiz
23 de Diciembre de 2012
domingo, 9 de diciembre de 2012
SUBIRSE AL CARRO
El anuncio de la millonaria inversión por parte de un conglomerado empresarial no inferior a treinta firmas para la construcción de un autobús eléctrico en los terrenos que ocupara Visteon y aledaños (lo que posibilitaría la formalización de unos mil puestos de trabajo, tras un desembolso de cien millones de euros) constituye una de las mejores noticias que la ciudad ha registrado en los últimos años.
Es de suponer que cuando el alcalde, Enrique Moresco, ha desvelado el proyecto, cuenta con todas las seguridades razonablemente posibles, de modo que lo único que resta es confiar en que la implantación no se malogre por las malditas causas que fueran.
Aunque el número de empleos que finalmente deparara la construcción del autobús fuese algo inferior a los mil comentados (la experiencia indica que estas cifras acostumbran a hincharse) la magnitud de la apuesta, y su alivio sobre las cifras del SAE (que actualmente superan las 13.000 personas), seguirá siendo importante, de forma que nada extraña la expectación mediática que rodeó a la rueda de prensa y su amplia difusión posterior.
La noticia hecha pública dos días después, sobre la instalación de la empresa Curaxys, una firma biofarmacéutica que fabricará en el parque Tecnobahía medicamentos para luchar contra el cáncer, merced a una inversión de 17 millones de euros y la creación de casi cien puestos de trabajo, supone otra espléndida novedad.
Utilizando un recurso fácil, podría decirse que Diciembre ha decidido adelantar los Reyes Magos a una ciudad que necesita, desesperadamente, que su amplia disposición de suelo industrial comience a alojar el fin para el que ha sido creado, y deje de ser un paraíso de mosquitos y un cementerio de sueños.
La diversificación de la economía es una de las recetas que El Puerto de Santa María requiere, pues el sector servicios carece de capacidad suficiente para emplear tantísima demanda laboral como la que la ciudad plantea. Además, una de las teorías financieras más conocidas es aquella que, recurriendo a la terminología popular, opta por no colocar todos los huevos en la misma cesta.
Francisco Lambea
Diario de Cádiz
9 de Diciembre de 2012
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