jueves, 28 de mayo de 2009

EL PUERTO Y EUROPA


Los portuenses viven la campaña electoral al Parlamento Europeo bajo la indolencia habitual que inspiran estas convocatorias, algo acrecentada por la idiosincrasia oriunda, más proclive a opinar en el tumulto dialéctico de las barras de los bares que ante el engañoso silencio de las urnas. Las calles apenas registran la presencia de algunas banderolas timoratas que despiden la impresión de no estar muy convencidas de sí mismas y ni siquiera parece que los carteles vayan a darse un festín en los amplios solares nacidos al desamparo del PECH. Sólo el andalucista Antonio Jesús Ruiz ha producido cierta agitación con sus críticas a la lista popular (incluyendo el calificativo de tonto para uno de sus integrantes, Alejo Vidal Cuadras) en una intervención en la que no tienen poco que ver las diferencias, últimamente aceleradas, con su socio de gobierno en la Plaza del Polvorista.
Nos encontramos ante una campaña de servicios mínimos, una cita que, paradójicamente, ocupando el amplísimo espectro europeo, termina por interpretarse en la clave más estrictamente local, no ya sólo por su hipotética proyección al Congreso de los Diputados, sino por las derivaciones que cada sigla realiza de sus papeletas por municipios, intentado así aprovechar la collada para conocer las tesis de sus administrados sobre el más pedestre día a día, considerando una fiabilidad presuntamente superior a la de las encuestas.
La inmensa mayoría de los europeos no acierta a ver otras ventajas en la Unión que la monetaria (nadie sabe si el euro mejora la estabilidad económica, pero, al menos, permite no volverse loco con los cambios, como una suerte de esperanto financiero) o la fronteril, de modo que le toleren a uno encaminarse a Eurodisney o a visitar al ligue de verano sin que le registren hasta el último rincón de los higadillos y lo cierto es que las formaciones políticas son las primeras en alimentar dicho escepticismo porque, con todos los respetos que me producen personas como Mayor Oreja, las candidaturas suelen estar integradas por quienes, sufrientes de los rigores del destino, no han conseguido en su país los objetivos soñados y gozan ahora de un privilegiado purgatorio.
Francisco Lambea
Diario de Cádiz
28 de Mayo de 2.009

jueves, 14 de mayo de 2009

VALORES DEPORTIVOS

En estos tiempos insolidarios, de un mal entendido pragmatismo, tiempos de pelotazo moral, de especulación financiera y epistemológica, en esta época de sofistas, reconforta encontrar todavía ejemplos donde anidan conceptos como la dedicación o el sentido del esfuerzo, la obligatoriedad de cumplir, en definitiva, con esa expresión tan sencilla como profunda consistente en “tener la conciencia tranquila”, (máxima ahora tan atacada por hipotéticas resonancias religiosas, como si fueran negativas en sí mismas o como si los agnósticos o los ateos carecieran de los sentidos de la culpa o el deber).
El Racing Portuense ha terminado su temporada para alivio, en primer lugar, de los propios futbolistas y para el de quienes, durante estos meses, hemos visto deambular a los jugadores desde el vestuario a las oficinas en busca de una respuesta económica que nunca llegaba, para quienes hemos comprobado la inquietud metaforizada en la frenética actividad de los teléfonos móviles, la desazón de quienes ejercían su trabajo sin remuneración alguna y sin perspectivas medianamente claras de conseguirla, malviviendo el presente bajo el inquietante sobrevuelo del futuro y sin obtener siquiera la gratificación del marcador electrónico.
En estos tiempos en los que los sindicatos se preocupan más por el bienestar de los que ya trabajan que por el acceso al empleo de los que no lo hacen, en los que algunos comités de empresa, que representan a colectivos laborales que gozan de convenios envidiables para la mayoría de los ciudadanos, amenazan con huelgas por motivos ridículos, cuando no directamente esperpénticos, hay que valorar aún más el sacrificio de quienes, como los componentes de la plantilla del Racing, demuestran que, cuando parece no restar ya nada, queda algo: la dignidad.
Esta columna no puede concluir sin felicitar al Club de Rugby Atlético Portuense, una entidad que se ha quedado a las puertas de acceder a la máxima categoría del rugby español, y que, desde el amauterismo, ha mostrado cómo con ilusión y entrega es factible aspirar a las más altas cotas.
Francisco Lambea
Diario de Cádiz
14 de Mayo de 2.009

EN LA FERIA DE EL PUERTO (I)

Con colegas (y, sin embargo, amigos): Emilio Cañas, María del Carmen Benítez, Cristina Lojo y Begoña Picos, compartiendo unos minutos en la Caseta de Extremadura

EN LA FERIA DE EL PUERTO (II)

Con Javier, Victoria y Ana


Con Javier, Victoria, Ana, Carlos, Salvi y Victoria