domingo, 31 de enero de 2016

EL MONKEY, TOCATA Y FUGA


La decisión de los organizadores del Monkey Week de irse con la música (y el mono) a otra parte (en este caso, Sevilla) ha creado una polémica política y vuelto a suscitar el victimismo oriundo, siempre presto a desbordarse a la menor ocasión, justificada o no. La concejala de Cultura, María Eugenia Lara, asegura que el festival ha trasladado sus pentagramas en el marco de “un crecimiento natural”, pero lo cierto es que ni los socialistas, que sólo han vivido un Monkey, ni desde luego, por mucho que ahora digan, los populares, que tuvieron sobrado espacio para monkeyzarse, se preocuparon por mimar a los organizadores, tres personas, sólo tres, que se curraban toda la fiesta durante largos meses  sin el grado deseable y oportuno de colaboración municipal.

Al igual que en España acostumbran a homenajear a la gente cuando ya se ha muerto (tal vez para que la felicidad no sea completa) en El Puerto sólo se valoran los eventos cuando se marchan a otro sitio. Si el Monkey hubiera dejado de celebrarse se habrían levantado algunas voces, pero no tantas como las inspiradas por el cambio sevillano. Más aún habrían resonado si en lugar de a la populosa capital de la región se hubiese encaminado a cercanas localidades de la provincia, circunstancia que conllevaría un ataque de cuernos de todo punto insoportable.

La deslocalización tiene una variante portuense y musical: la desmonkeyzación. A evitarla se tendrían que haber dedicado las autoridades locales incluyéndola en los presupuestos, por ejemplo, en lugar de disfrutar con la habitual práctica de chupar rueda, como acostumbran con la Vuelta Ciclista a España, donde buscan salir en la 1 por el morro gracias a los paganinis consistoriales de Cádiz y Jerez (a nadie debe sorprender la tira de anuncios cuando el pelotón enfila la avenida Rey Felipe VI). También los empresarios beneficiados por el certamen deberían haberse mostrado más generosos con quienes les metían el concierto por las puertas, llenándoles las cajas.

Ante la tocata y fuga toca aprender la lección. A ver si al menos algún monkeycillo deshace un poco el desaguisado y lo ocurrido sirve para cambiar la actitud.

Francisco Lambea
Diario de Cádiz
31 de Enero de 2016

domingo, 17 de enero de 2016

NÚMEROS A RAYA


El alcalde, David de la Encina, ha tenido que viajar a Madrid en compañía del interventor, Juan Raya, y el coordinador del área económica, Luis Baños, para conseguir que el Ministerio del ramo superara sus reticencias sobre los presupuestos de 2014, permitiendo así la elevación a aprobación definitiva de los de 2016. De vuelta de la capital el interventor explicó en el pleno ordinario del mes el encuentro técnico acaecido en el despacho capitalino. La ceñuda efigie de algún que otro padre de la ciudad me recordó aquellas palabras del comprador de mi anterior casa; al salir de la notaría, una vez el titular de la oficina se extendió, con todo lujo de detalles, sobre la figura jurídica de la subrogación de hipoteca, el adquirente se sinceró: “No me he enterado de nada, pero, al asentir en todo momento, he quedado muy bien”. (A mí me faltó humildad: tampoco comprendí la perorata, pero no se lo confesé, orgullos intelectuales que le pueden a uno).

Si será complicado sacar las cosas adelante en El Puerto que ya hasta el Ministerio de Economía y Hacienda tiene que dar el visto bueno a las cuentas antes de su traslado a pleno. El subdirector general de Estudios y Financiación de Entidades Locales del citado Ministerio, Gabriel Hurtado, anunció que el análisis previo de los epígrafes se extenderá durante los próximos cinco años (cuando en este país se trata de poner pegas siempre aparece un subdirector general de algo).

El alcalde admite que, en la práctica, el Ayuntamiento va a estar intervenido, y asegura que el PP presumía de haber cerrado 2014 con superávit cuando en realidad latía un déficit de 3,8 millones de euros. A mí se me antoja una cosa así como la intervención de España por la troika pero en versión Estado central versus corporaciones locales modalidad light.


Tampoco debiera extrañarnos que algo que quería desarrollarse en esta ciudad en tiempo récord (un presupuesto municipal con todos sus avíos, destinado a un ejercicio aún balbuciente) se encontrase con un elemento paralizador. Al menos en esta tesitura conocemos la causa. Ya nos gustaría saber la que mantiene el Peprychie a la espera del juicio final por la tarde.

Francisco Lambea
Diario de Cádiz
17 de Enero de 2016

domingo, 3 de enero de 2016

COMPASES INICIALES


La decisión de la Junta de Gobierno Local de conceder una subvención de 170.000 euros a la Fundación Alberti para saldar de una vez una particular deuda histórica que la entidad mantenía con La Caixa es una de esas buenas noticias que sorprenden en los últimos días del año, normalmente teñidos de cierto aire anodino, guiados por la estricta inercia, como esos postreros minutos de las competiciones deportivas en las que el resultado está visto para sentencia y sólo puede maquillarse ligeramente.

La gestión de la ciudad ha seguido durante las fechas navideñas. El ejecutivo arregló el reloj del Ayuntamiento y las campanadas sonaron por primera vez en la Plaza Peral. La intención es recibir 2017 con una fiesta organizada por el municipio, saludable práctica que puso en marcha Hernán Díaz y que Enrique Moresco abolió, guiado en parte por ese puntillo malajoso que a veces se gastaba y en parte por esa fe del converso por interés de distanciarse lo más posible del hombre a cuya sombra se guareció quince años.

Seguiremos cosechando avances si restauran el árbol, que reina incluso en municipios con ingresos muy inferiores al nuestro y que desapareció del paisaje por razones desconocidas, y demuestran mayor gusto en los motivos del alumbrado, una actitud que pasa por admitir que la Navidad es la Navidad, orillando ese hooliganismo solsticial que deriva en absurdas geometrías variables y actuando con la misma coherencia por la que a nadie se le ocurriría instalar unos motivos carnavalescos escasamente relacionados con el carnaval o unos detalles feriales que en poco se correspondieran con la Fiesta del Vino Fino.


Parece que el próximo viernes se aprobarán definitivamente los presupuestos del recién estrenado ejercicio, una sucesión temporal tan lógica que sorprende que antes vieran la luz cuando ya se había superado el ecuador del periodo al que se destinaban. Por lo que a este punto respecta vamos consiguiendo aquello que decía el gran Adolfo Suárez en los primeros albores de la transición: que en las instituciones sea normal lo que a nivel de la calle es simplemente normal. 

Francisco Lambea
Diario de Cádiz
3 de Enero de 2016