domingo, 22 de julio de 2012

EL AGUA Y LA CRISIS


El procedimiento aprobado en el pleno del viernes para iniciar la semiprivatización de la empresa municipal de aguas, Apemsa, durante un cuarto de siglo, supone la especificidad portuense a la crisis. Aquí no hay ERES generales y lo que se impone es el socio tecnológico, algo que ha de ser como el socio capitalista de toda la vida, pero en fino.

De entre las reflexiones que suscita la memoria, a mí, que, por oficio, tiendo a analizar las terminologías, me llama poderosamente la atención que la pareja nupcial del Ayuntamiento sea un “socio tecnológico”, un buen partido en lengua tecnócrata. Quizá la historia económica española de las últimas tres décadas se defina en el tránsito de las opas hostiles contra las que luchaba Mario Conde cuando era amigo íntimo de Don Juan a los socios tecnológicos que ahora se nos presentan y que deben firmar los contratos vestidos de blanco.

Los gobiernos, que, por alguna ignota razón, acostumbran a menospreciar la inteligencia ciudadana, gustan de los cambalaches léxicos, y capitalista suena a meter la mano en la caja cada 31 de Diciembre, mientras que tecnológico se asimila, en el caso que nos ocupa, a pasarse el día mirando las probetas, como si la empresa adyacente fuese una ONG de químicos en lugar de un consejo de administración de financieros.

El Partido Andalucista, que en el mandato anterior se oponía a la idea y que ahora cede por interés (acuciado por una falta de liquidez en sus áreas que compromete su crecimiento electoral y por la disposición de IP a entregar sus tres votos a los populares si es menester), no pasó en el pleno por uno de sus momentos más brillantes, pues la iniciativa encaja difícilmente con los aires izquierdistas que a su portavoz municipal y secretario general le gusta imprimir a la formación.

Esperemos que, con un recibo del agua que acabará siendo más caro, la operación redunde en unas mejoras muy necesarias para la ciudad, merced al aprovechamiento racional de los aproximadamente 18 millones de euros que se prevén ingresar, cantidad que, en mi humilde juicio y ya puestos, debiera ser bastante más elevada.

Francisco Lambea
Diario de Cádiz
22 de Julio de 2012

domingo, 8 de julio de 2012

PARADOJAS VERANIEGAS


Este verano viene incorporando diversas paradojas y uno, que, quizá por la edad, tiende a reducir sus dosis de corrección política, no hace sino reparar y cavilar sobre ellas.

Uno de los aspectos de mis reflexiones estivales lo constituye el Adriano III. El vaporcito era esa embarcación en la que el cariño resultaba inversamente proporcional al uso: conforme más la querías menos te montabas. Al vapor le sucedía como a Adolfo Suárez cuando puso en marcha el CDS: todos le respetaban y reconocían, unánimemente se admitía su carisma, pero votarle, lo que se dice votarle, no le votaba prácticamente nadie.

A mí me resulta llamativo, por ejemplo, que cuando la Junta cerró Telepuerto, esa televisión que nadie veía pero sintonizaba todo el mundo, no hubiera declaración política alguna, ni de unos ni de otros, ni respuesta pública de colectivos, que ahora acuden raudos a ensalzar un medio de transporte absolutamente legítimo, pero que los entonadores del pasodoble de Paco Alba dejaban cada día a sus espaldas para encajar las augustas posaderas en el tecnológico catamarán.

Igualmente, me ha sorprendido esa recepción que los ex trabajadores del Hotel Monasterio, a quienes deseo lo mejor, depararon al viceconsejero de Turismo, Antonio Roldán. Aquello resultó una especie de Bienvenido Míster Marshall a un responsable autonómico que se limitó a mostrar su ánimo, emprendiendo después el clásico fuese y no hubo nada. Me pregunto qué habría ocurrido si el viceconsejero hubiese militado en el PSOE (no digamos ya en el PP) y se encajara en el exterior de las dependencias hoteleras para retornar al despacho sevillano con el bagaje de tan moral como estéril auxilio, previa conversación de cinco minutos con los afectados.

Las banderas azules, esa distinción tan crucial cuando se recibe como relativa cuando se pierde, suponen otro de mis puntos de análisis.

Ustedes disculparán, en fin, esta propensión reflexiva estival, tan impropia. Más me convendrá obviar tales provocaciones epistemológicas y dejar mis neuronas acunadas al ritmo de la canción del verano, aborregadas en la siesta, ese patrimonio inmaterial de la humanidad.

Francisco Lambea
Diario de Cádiz
8 de Julio de 2012