EL GOBIERNO ENCALLADO
Hay imágenes que se transforman en metáforas que trascienden
su aparente y limitada realidad. La escena del velero encallado junto al
espigón de la playa de La Puntilla, lienzo que en el cercano abril, si nadie lo
remedia, cumplirá el año de exposición pictórica, simboliza el encallamiento
que sufre la ciudad en diversos ámbitos.
Piensa uno que no debe ser tarea tan compleja retirar esa
embarcación antes de que la naturaleza, en labor silente pero eficaz, se encargue
de desguazarla, pero ahí sigue, cual peculiar pecio, ante las cada vez más
indiferentes miradas (no hay fuego más abrasador que el de la costumbre).
A unos kilómetros de ese velero de eslora generosa, a merced
de las mareas desde que su tripulante (quien, por fortuna, no sufrió daños) se
viera incapaz de gobernarlo por la esquiva meteorología de la ya lejana tarde del
10 de abril, subsiste el encallamiento de las obras del parking subterráneo de
Pozos Dulces. Contra la quietud del paisaje que conforman grúas y socavones
encallan las esperanzas de los empresarios aledaños, que siguen pagando sus
impuestos como si nada hubiera ocurrido, mártires ante la adversidad.
A pocos centenares de metros de ese amasijo de tierra despanzurrada
encalla también el proyecto de una estación de autobuses, equipamiento que, sin
haber visto aún la efigie geométrica de un humilde ladrillo, atesora todas las
modalidades posibles de conflictos que un plano arquitectónico pueda atravesar.
Algo más lejos, una infraestructura ya construida, el centro de salud Ángel
Salvatierra, ubicado junto a la avenida Ronda de Valencia, retrasa su entrada
en funcionamiento… porque hay que resolver su acceso.
Encallada está también la situación del casco histórico, que
une al conocido hándicap de la despoblación y a los desprendimientos plebeyos
que sufren algunos de los otrora cien palacios la dolorosa estampa del
progresivo cierre de comercios, unos establecimientos que son noticia por la
jubilación de propietarios históricos en lugar de por el volumen de sus ventas.
Así van quedando, uno tras otro, muchos sueños encallados por
un equipo de gobierno encallado.
Francisco Lambea
Diario de Cádiz
17 de febrero de 2019
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