RUMBA Y YO
La convocatoria del Primer Festival
Canino, que hoy tiene lugar en el Parque de la Paz, en Valdelagrana, ha
suscitado en mi espíritu diversas reflexiones sobre los perros y, en concreto,
sobre la relación que mantengo con el mío, Rumba, una perra cercana a yorkshire
por parte de madre y próxima a vaya usted a saber qué por parte de padre.
Pese a provenir de Alcalá de los
Gazules, donde me la entregó un cámara compañero de trabajo, Rumba no parece
especialmente preocupada por los vaivenes del socialismo democrático: es más,
con el paso de los meses tiende a dejar atrás las anárquicas inquietudes
propias de un cachorro para denotar un espíritu crecientemente aristocrático, acomodaticio
diría, orientación que se vislumbra de manera especial cuando el otoño apunta
su matiz grisáceo en el horizonte. Podría asegurarse, incluso, que, en contra
de su origen, Rumba se está derechizando, presa de un neoconservadurismo en
cuya base ideológica late no poco de conveniencia, y en ocasiones me parece que
hasta es consciente de ello y que lo asume como parte de una evolución que
juzga instintiva y natural.
Llegado a esta altura, he de advertir
que no participo de esas correspondencias que suelen publicarse cansinamente en
las redes sociales, con estéticas un tanto cursis, y que filosofan en torno a la
relación entre personas y animales: al contrario de lo que acostumbra a
predicarse, se puede ser muy cariñoso con los animales y un perfecto hijo de
puta en otros diversos ámbitos, al igual que hay quienes no soportan la
compañía de un can o de un gato y resultan individuos sensibles y de gran
humanidad.
La creciente responsabilidad para con
los animales es otra muestra de nuestro progreso social, aunque esa observancia
no puede anular, ni ensombrecer lo más mínimo, la que debe mostrarse por
nuestros correlatos homínidos.
El Primer Festival Canino es una
iniciativa plausible, inspirada en la preocupación por el bienestar de otros
seres vivos, y oportuna: a su modo, los perros también están siendo víctimas de
una crisis que sólo respeta a los presidentes de bancos quebrados y cajas de
ahorro insolventes.
Francisco Lambea
Diario de Cádiz
30 de Septiembre de 2012
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