EL ASALTO DE LA NOSTALGIA
Frisándose el medio siglo, la nostalgia asalta en cualquier
momento. La causa reside ahora en la presencia en la ciudad de la cantante
Betty Missiego, que el pasado viernes, en compañía del grupo Soncalson, actuaba
en el pub Milwakee, en el marco del 20 aniversario de este local, que viene
celebrando la efeméride con elogiable brillantez.
Missiego se hizo muy popular en la década de los 70 y 80 del
pasado siglo (cómo te echa años encima la última parte de la referencia temporal,
no digamos ya si a la centuria se le añade el número XX). En su permanencia en
el imaginario colectivo tiene mucho que ver su calidad de representante de
España en el Festival de Eurovisión de 1979, donde defendió el tema “Su
canción”. Fue segunda, después del país organizador, Israel, que presentaba una
hermosa pieza, “Aleluya”.
Eurovisión constituía, por aquel entonces, una cita televisiva
anual obligada, a la que acudíamos con gran interés, siguiendo las puntuaciones
llenos de inquietud. Después, a uno le van distrayendo la atención distintas
cosas y acaba espantado por la transmisión del certamen, marcada por unos zoom frenéticos
ante los que palidecería Valerio Lazarov, movimientos espasmódicos de cámara de
dron hiperactivo que te llevan a dudar de si visionas un certamen musical o en
realidad te has encabalgado en la montaña rusa de un parque de atracciones.
Missiego, que, según leo en este periódico, nació en Lima
(Perú) en 1938 y se nacionalizó española en 1972 (se comprende que carece de
esos problemas de identidad que aquejan a algunos de quienes vinieron a la luz
en nuestro país) continúa una carrera artística seria, lejana a la
artificialidad mediática en la que se apoyan otros intérpretes.
Le deseo lo mejor y le aplaudo su elegancia natural, apoyada
en una voz que añade sugerencia propia a las palabras que pronuncia, palabras
que surgen de su garganta como acariciadas por ella, gozosamente presas de los
matices que imprime. Betty Missiego nos deleita con su maestría y forma parte,
con todo derecho, de la memoria de quienes nos acercamos a la cara B de nuestra
trayectoria vital.
Francisco Lambea
Diario de Cádiz
17 de Diciembre de 2017
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