A LA ESPERA DE LOS NÚMEROS

Las últimas rumorologías sitúan en julio el momento en que el equipo de gobierno tendrá a bien someter a aprobación (esto es, aprobar con sus votos) los presupuestos municipales del año en curso, en un momento en el que el mismo habrá entrado ya en su segunda mitad. 

A fuerza de costumbre en el retraso, pudiera asumirse la demora con esa naturalidad con la que, a ciertas alturas de la vida, y más en esta España destrozada, se asumen tantas cosas, pero lo cierto es que si uno se detiene a pensar, siquiera fugazmente, descubre que el hecho reviste más gravedad de la que parece y no muestra justificación convincente. 

¿Por qué tanta dilación para culminar unos presupuestos cuando el ejecutivo local goza de mayoría absoluta y el socio minoritario, el Partido Andalucista, crece en sumisión conforme avanza el mandato, entregado a una perjudicial estrategia, para sus propios intereses, de aceptar semiprivatizaciones y pagos por doquier? Hasta la edil de Hacienda, la popular Leocadia Benavente, admite en respuestas plenarias a la oposición que lo correcto es que el documento se hubiese finiquitado, limitándose a reiterar, con ensolerada y administrativa frialdad, la expresión "estamos trabajando", ante cuya hondura de significado uno siempre queda confuso. 

Los presupuestos municipales se alzan como una de las labores más importantes que debe acometer todo gobierno, pues, mientras no ven la luz, no lo hacen tampoco multitud de inversiones. Aunque muchas de las partidas se van desarrollando por propia inercia, como sucede con la de personal, que absorbe una parte destacada de los aproximadamente 108 millones de euros que comandarán el texto, el retardo en el visto bueno de los guarismos supone un error de gestión del equipo de gobierno, abstraído en esa práctica de quien no se apercibe de la gravedad de un vicio por incurrir en él con frecuencia, hasta el punto de entender como irrelevante lo que es grave anomalía. 

La seriedad de cualquier ejecutivo, en cualquier nivel de la administración, comienza por la presentación de sus números en tiempo y forma.

Francisco Lambea
Diario de Cádiz
23 de Junio de 2013

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