DIMENSIONES DE LA LLUVIA
No soy una persona dada a hablar de la meteorología: con las
excepciones que se produzcan, me parece que se limita a calor en el verano y
frío en el invierno y me sorprende la persistencia con la que protagoniza
numerosas conversaciones cuando hay otros temas más atractivos y variables para
el diálogo. Pero reconozco que esta semana sí estaba pendiente de la llegada de
la lluvia. Hacía mucho que no se la distinguía y cayó al fin, como saludando al
miércoles recién nacido, mientras la ciudad se aprestaba al descanso, para ir después
ensañándose en su fluir.
La lluvia suele invocar la infancia, acercarnos a cierta
comunión con la tierra, recordarnos que somos parte de la naturaleza y que, nos
guste o no, nos sometemos a ella, a veces incluso terriblemente. El agua
siempre reviste algo de purificador y prístino y, según las circunstancias,
hasta llega a resultarnos grata, inspirarnos la felicidad de contactar con la
entrega que las nubes hacen de su misterio.
En una perspectiva menos lírica, lo cierto es que la derivación
en diluvio reveló de nuevo los problemas que El Puerto acostumbra a padecer en
dichos lances. También el debate se mantiene: ¿en qué medida la actuación
pública posee la capacidad de desempeñarse más eficazmente ante estas
situaciones y en cuál nos encontramos frente a imponderables contra los que
poco consigue hacerse? De nuevo el estado de las alcantarillas ha centrado
parte de la controversia.
Creo que en lo ocurrido el pasado miércoles nos hayamos con que,
de un lado, sí es posible hacer más y con que, de otro, hay fenómenos naturales
cuya fuerza se sobrepone a la previsión, pero hay un aspecto en el que la
responsabilidad se dilucida con más claridad: la diligencia posterior a las
precipitaciones. Medio Ambiente ha puesto en marcha un dispositivo especial de
limpieza que elimine restos de arena y fango en calles del centro como Larga, Misericordia
o Ganado. La medida llegaba tras las quejas de los comerciantes, quienes,
escoba y fregona en ristre, lamentaban una presunta dejación municipal de
funciones, lo que invita a pensar que la intervención debió ser más pronta.
Francisco Lambea
Diario de Cádiz
22 de Octubre de 2017
Comentarios