EN EL ALBA DE OTRO AÑO


2017 comienza con varios retos para el bipartito. Se me antoja que el primero debiera ser el de ver con realismo su situación minoritaria y canalizar adecuadamente las relaciones con la oposición, de modo que los plenos no se transformen en una ruleta rusa política en la que la aprobación o rechazo de los puntos dependa de factores tan diversos como bodas, sesiones en la Carrera de San Jerónimo, adioses pendientes de suplencia o indisposiciones repentinas, de modo que el recuento duplicado de las manos alzadas deviene en thriller. PSOE e IU requieren un enlace con PP, Levantemos, Ciudadanos y el concejal no adscrito (en la práctica normalmente adscrito a los populares) Carlos Coronado.

Otro desafío consiste en cerrar ya la crisis provocada por la dimisión de Silvia Valera. El periodo transcurrido hasta que Enrique Peña se decidió a coger el acta, su decisión final de rechazarla y las noticias sobre una remodelación mayor del gobierno en unos próximos días por concretar suponen una inestabilidad perjudicial para la acción e imagen del ejecutivo.

Un tercer empeño ha de ser el de finalizar cuanto antes las grandes obras pendientes (Santa Clara, parking de Pozos Dulces y Larga). No me parece normal que se corte durante meses parte de una arteria estratégica como la calle Virgen de los Milagros con la naturalidad de quien saluda los buenos días al vecino. ¿Tan complicado resulta introducir en los pliegos de condiciones unos plazos de ejecución menores, que reduzcan los perjuicios para los residentes de la zona, los esforzados empresarios a quienes nadie compensa y los miles de vehículos conminados a un tour circunvalatorio?


PSOE e IU tienen ante sí la necesidad de transmitir con mayor determinación a la opinión pública que el gobierno gobierna, en lugar de hacerlo los funcionarios, que es lo que parece en ocasiones, la necesidad de impulsar no sólo la macropolítica sino lo que a mí me gusta denominar micropolítica, esa parte de la gestión que suele apuntarse en las agendas a pie de calle y que al cabo otorga o quita más votos de lo que pudiera parecer en función del grado de cumplimiento de los compromisos orales.

Francisco Lambea
Diario de Cádiz
15 de Enero de 2017

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