EL REFUGIO DE LA ESPERANZA


Recorriendo la exposición “Entre fronteras. El drama de los refugiados”, un trabajo fotográfico de los periodistas Sara Cantos y José Luis Sánchez Hachero, que el Centro Cultural Alfonso X expone hasta el 8 de Octubre, resulta inevitable que a uno le asalten reflexiones que, por acostumbradas, no pierden su fuerza y su verdad.

Una de ellas te lleva a pensar en la incapacidad que el ser humano muestra, en tantas partes del planeta, pese al tiempo que acumula hollando sobre él, para alcanzar unos mínimos niveles de convivencia. Otra es la escasez de políticas solidarias que palien, desde los lugares donde se disfruta de un mayor nivel de civilización, el desastre que asola a otros enclaves. Una tercera consiste, desde luego, en una especie de alivio culpable cuando, extendiendo la retina por las 43 fotos, que se despliegan como aldabas sobre la puerta de la conciencia, recreamos el confort de que gozan nuestras vidas y los minúsculos problemas, comparados con la zozobra enmarcada en los cuadros, que suscitan nuestra preocupación.

Inevitable resulta preguntarse por qué hay zonas de este mundo donde la injusticia parece un componente del oxígeno, un castigo eterno que obliga a un éxodo salvador. También sorprende, positivamente, ese afán por construir una cotidianeidad agradable en medio del escenario más hostil que el espíritu del hombre es capaz a veces de forjar, como si su ánimo quisiera superar la resistencia que las estructuras de los edificios han opuesto a los inmisericordes bombardeos.

Algunas de las instantáneas reflejan cómo, pese a la adversidad, se puede jugar a algo tan rústico e inocente como un futbolín en un campo que, al norte de Iraq, acoge a quienes huyen de la barbarie, o cómo lucir una sonrisa a través de la ventana de un tren que conduce a un destino misterioso, pero que se espera favorable, o, en cualquier caso, más propicio que el que se deja atrás: nada más desalentador que haber sufrido en el pasado, malvivir el presente y que la esperanza, ese sentimiento que la sicología humana necesita adherir a la piel del futuro, ni siquiera encuentre refugio.

Francisco Lambea
Diario de Cádiz
25 de Septiembre de 2016



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