UNA MEMORIA SOCIAL


El pub Milord cerraba sus puertas la tarde del pasado jueves. En su discreto emplazamiento, esa parte final de la calle Larga que siempre parece exiliada del bullicio que gozan otros tramos de la vía, se ha mantenido durante 40 años una empresa donde siempre se atendió desde la maestría profesional y personal.

Iniciada la actividad con tres socios, dos acabaron, bastante tiempo después, marchando: Antonio Villar en busca de otro sector económico y Antonio Márquez para disfrutar una jubilación más que merecida, quedando Juan Franco al frente, en solitario, estos últimos años. Mantienen una buena relación, cosa que no siempre sucede tras haber compartido negocio, mérito aún mayor en uno tan exigente y que demuestra la alta calidad humana de quienes lo defendieron detrás de la barra.

Con el adiós de Milord pasa también al archivo parte de la vida portuense de cuatro décadas. Establecimientos de este tipo encierran una memoria de la sociedad que no acostumbra a atesorarse bibliográficamente; queda  impresa sólo en los corazones y se borra cuando éstos cierran sus páginas. Si hubiese museos de bares que ofrecieran grabaciones audiovisuales, nuestros sucesores conocerían mejor el pasado (cuáles eran las inquietudes de la gente, cuáles sus esperanzas, aficiones o rechazos) de lo que consiguen revelarles los de libros, cuadros o vestidos.

Estos días muchas personas recuerdan en las redes sociales experiencias vividas en Milord. Encuentros familiares, celebraciones diversas, amores que comenzaron a edificarse, charlas con amigos que ya no están, infinidad de actividades culturales… Milord era parte del centro histórico y de todo El Puerto de Santa María, una firma conocida en el entorno que se integraba de modo entrañable, natural, en su paisaje. 


Se me hará extraño pasar por esa esquina de Larga con Santo Domingo, desde donde tantas nostalgias afloran, y no encontrar su hospitalidad, algo que me recordará que el paso del tiempo nunca es inocente. Me consolaré pensando en que Juan protagoniza un paso profesional importante. A sus amigos nos basta con que obtenga una recompensa acorde a su capacidad de trabajo y a su honradez.

Francisco Lambea
Diario de Cádiz
10 de Septiembre de 2017

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