DOÑA BLANCA O EL OLVIDO

El Poblado de Doña Blanca es un entrañable lugar de la ciudad del que nuestros representantes públicos tienden a preocuparse menos de lo que justo sería (directamente nada en algunos casos). Tan es así que, sometido a la hipótesis de tener que medir el grado de instinto político de los alcaldables, lo primero que haría sería observar su empeño por arañar votos en dicho enclave (en este punto destaca sobremanera el andalucista Antonio Jesús Ruiz, el único que se lo toma a pecho; los demás piensan que aquello es un reducto socialista que se le resistió hasta a Hernán Díaz en sus mejores tiempos, de modo que lo dan por ganado o perdido, ahorrándose casi toda la batería de esfuerzos).

Quizá por el argumento anterior, por su distancia del núcleo central, por su escasa demografía, o por todo esto a la vez y algo más que se me escape, al Poblado de Doña Blanca le pasa como a Santa Bárbara: sólo asoma en la memoria cuando truena. En este ámbito, hay que dar la razón a las críticas del alcalde, Enrique Moresco, al hecho de que el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, no visitase la zona tras las recientes inundaciones pese a cumplimentar la colindante jerezana.

La información parece imponer sus rutinas: al igual que de las cárceles sólo se habla cuando huye alguien, del Tomillar al presentirse Halloween, del Pago de la Alhaja con la bendición de los animalitos por San Antón, de las concesionarias municipales cuando no pagan a sus trabajadores o de la Fundación Luis Goytisolo si se enfrascan en el simposio, el poblado de Doña Blanca, sujeto siempre a una mirada colonial, como de superioridad peninsular, únicamente se menciona si las nubes desangran con violencia su vientre lírico sobre las calles nostálgicas de alquitrán o si a algún tecnócrata le da la revolera, prontamente abandonada, de poner en valor turístico los huesos de los fenicios y la torre cosida a grafitis.

Si hay un partido que se atreva a organizar su acto de cierre de campaña de las municipales en la plaza central del Poblado habrá que pensar en apoyarlo en las urnas.

Francisco Lambea
Diario de Cádiz
4 de Marzo de 2.010

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