TRISTE RÉCORD
La historia no sólo se escribe con frases ampulosas y solemnes, muros que se caen, enfermedades que se vencen, políticos que se encarcelan; también las estadísticas se incorporan a los anales, informando y sensibilizando a quienes deseen sobrepasar la aparente ataraxia de los números. Hace unos días hemos sabido que el mes de octubre se cerró en El Puerto con la cifra récord de 10.039 parados, superando la barrera sicológica (linde sólo existente para la tecnocracia, pues cada cual tiene bastante con su frontera particular) de los 10.000 inactivos.
Los tiempos, en este mundo global de gerencias cada vez más particularizadas, son poco proclives para la esperanza. La principal preocupación de los sindicalistas sigue siendo la de perpetuar sus prebendas, esa condición tan genialmente definida como liberada, pues nada se acerca más a los gozos y placeres de la libertad, por lo que los seres sin oficio les importan menos que los asalariados que concurren a las elecciones sindicales; mientras, parte de la clase política se afana en mantener sus actas o la aún más confortable tipología de los despachos, toda vez que las mesas también proporcionan suculentos salarios y eximen a los privilegiados de someterse al escrutinio, siempre arduo, de la opinión ciudadana.
Todo esto ocurre cuando incluso la propia administración envía al desempleo a sus administrados decretando el cierre de empresas, como sucederá en pocos meses con las televisiones locales que no han conseguido licencia de TDT, mientras los cargos responsables de la Junta y del PSOE exhiben hasta la fecha una indiferencia tal sobre la suerte de los damnificados que a uno le resulta absolutamente impropia en quienes gustan de autocalificarse como personas de izquierdas, condición que acostumbra a presumir de conceptos como ética o vergüenza y de prácticas como mostrar inquietud por el sino de agraviados sin culpa alguna.
Más que por el texto constitucional, España aparece articulada por la desazón con la que millones de personas observan el panorama económico.
Francisco Lambea
Diario de Cádiz
12 de Noviembre de 2009
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