RETORNOS DEL MAR


El cumpleaños de Rafael Alberti siempre es un motivo para que la Literatura recobre protagonismo y llame, incluso especialmente, a quienes acostumbran a vivir de espaldas a ella. Me gusta adentrarme en la Fundación pues acaba por inspirar en mi espíritu una serenidad que no encuentro en otro lugar, por causas en parte de inaprehensible etiología, y me complace verla invadida cada 16 de Diciembre por una multitud que entona sus poemas: aunque a veces la declamación resulte más voluntariosa que artística el mejor homenaje que se puede hacer a los escritores es leerlos y difundir su obra y para cumplir ese objetivo se hace imprescindible mostrarla a niños y jóvenes, así como la liberación de libros contemplada en el programa de actividades.

Las iniciativas de este año han previsto, entre otros puntos, la exposición “Retorno a la pintura en el exilio argentino”, dentro de una plausible idea, la de difundir piezas que suelen permanecer en los fondos del museo, lejos de la luz necesaria y reveladora de la mirada. Rafael Alberti ingenió una obra gráfica más valiosa y extensa de lo que muchos piensan y estos días, en concreto hasta el 15 de Enero, se ofrece la oportunidad de adentrarse en un interesante periodo de su inventiva, ubicada entre su marcha de Francia y el desembarco en Italia.

Como ocurre con todas las obras destacadas el paso del tiempo agiganta su dimensión. Ni incluso cuando fue marinero en tierra quedaría el trabajo  albertiano varado en las dunas. Ahora, en su actual singladura, alcanzados los 114 años del nacimiento del creador, cabe felicitarse de que vaya desliándose la maraña que impide que la Fundación retorne a esa época magnífica, anterior a la maldita crisis, que le permitía albergar eventos rutilantes con una frecuencia que entonces advertíamos natural y ahora se nos antoja imposible, reflejo de un pasado que se nos fue.


Parece que el futuro pasa por convertir la Fundación en una Casa Museo Municipal: que las figuras jurídicas y las tinieblas económicas no impidan que la palabra, el dibujo y el color se alcen esplendentes sobre la blancura salada de las espumas.

Francisco Lambea
Diario de Cádiz
18 de Diciembre de 2016

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