ORDENANZAS MAYORES


El pleno sobre las ordenanzas fiscales del ejercicio siguiente constituye uno de los clásicos del último tramo del año. Ya nos hemos ido habituando a esas subidas de tasas en el Mercado de Abastos y el Cementerio, alza derivada de los condicionamientos del Plan de Ajuste (la del camposanto no es cuestión menor, pues, aunque pase desapercibida en un principio, acaba siendo más universal que la del IBI o la del agua; dice Woody Allen que se es inmortal mientras no se demuestre lo contrario, pero la realidad asoma tozuda).

Como todo deviene en jerarquía geográfica, el Consistorio ha de presentar sus presupuestos al Ministerio de Hacienda, que es nuestra Bruselas particular, y necesita cumplir con el referido Plan, so pena de no obtener la luz verde definitiva para los números (la verde inicial también tendrá lo suyo, si es que no llegan a prorrogarse, sin más). El Plan de Ajuste se hace tan taxativo y se prolonga tan sañudamente en el tiempo (hasta 2032, cual maldición bíblica, vaya usted a saber cómo será el sistema de pensiones  para entonces) que acaba por resultar una forma oriunda de saludar el calendario, un añadido autóctono al Concierto de Año Nuevo y a esos saltos de esquí cuya audacia admiramos desde la sima del sofá, estupefactos ante el contraste que suponen esos perfiles en el cielo con nuestra modorra cogorciera.

Este año la situación incorpora una novedad: la posible subida del recibo del agua después de que el Consorcio de la Zona Gaditana aumentara el precio un 15%. La repercusión en el bolsillo doméstico no resulta obligada, pero la conformación del accionariado de Apemsa (una empresa mixta, con un 49% en manos de Aqualia) complica las cosas: de todos es sabido la indiferencia del ámbito privado por la corrección política, algo que sólo preocupa a quienes, tarde o temprano, se enfrentan a una urna.


El contexto permitirá ver cómo se mueve el bipartito en una situación que no deja de ser minoritaria en el salón de plenos, aunque en el tránsito cotidiano de los días no siempre se repare en dicha circunstancia: nada como hablar de dinero para comprobar si un ejecutivo goza o no de mayoría absoluta.

Francisco Lambea
Diario de Cádiz
23 de Octubre de 2016

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